𝙪𝙣𝙖 𝙜𝙧𝙖𝙣 𝙘𝙤𝙣𝙛𝙚𝙨𝙞𝙤𝙣

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—Por fin te dignas a invitarme a tu casa —fue lo primero que salió de la boca del moreno al entrar al departamento.

—Siempre te invito, pero nunca puedes —se defendió Jaemin.

El mayor rodó los ojos y lo ignoró, ingresó directamente a la cocina, abrió la heladera y sacó una bebida energizante, como si se tratara de su propia casa, desde la entrada de la cocina, el menor lo miraba sin decir nada.

—Ustedes hacen lo mismo en mi casa —se justificó el moreno antes que su amigo quisiera reprocharle—. Y ¿a qué se debe tu generosa invitación? Supongo que algo quieres de mí.

Esta vez fue el castaño quien rodó los ojos ante las palabras del mayor.

—Necesitaba hablar con alguien y aunque parezca raro, eres al único en el que confío.

—Después de Jeno.

—Después de él.

Lee salió de la cocina y se tiró en el pequeño sofá que tenía Jaemin en un reducido espacio abierto. El menor fue por detrás de él y se sentó a su lado, mientras mordía sus uñas de los nervios.

—Suéltalo, Na.

—Dios, esto es difícil para mí —suspiró Jae cubriendo su rostro con ambas manos—. Tiene que ver con Jeno.

El moreno rápidamente se acomodó en su lugar y prestó atención a lo que su amigo iba a decir.

—Supongo que ya lo habrás notado, tampoco es que me esforcé en encubrirlo... soy un idiota —el menor trataba de confesar lo que tenía dentro, pero no se le estaba haciendo fácil y estaba dándole vueltas—. D-Desde hace mucho estoy enamo-

—¡Estás enamorado de Jeno! —grito el moreno, levantándose del sofá con una sonrisa—. Mierda. Lo sabía, como lo miras, y esa noche que lo besaste lo terminé de confirmar. No lo puedo creer, estoy a punto de llorar, maldito. Ya sabes, tienes mi apoyo.

—¡¿Qué?! —el castaño estaba demasiado confundido—, ¿Jeno? No, cielos, es mi mejor amigo. Estoy enamorado de Jimin.

El moreno dejó la emoción y su celebración de lado, volvió a sentarse en su lugar, esta vez, atónito ante la confesión de su amigo, esa sí que no la veía venir.

—¿Cómo dices que dijiste?

—Estoy enamorado de J-Jimin.

—Oh mierda, Jae.

Na comenzaba a sentirse mal, muy mal.

—¿Jimin? ¿Yoo Jimin? ¡¿La novia de Jeno?! —con mucha culpa, el menor asintió—. Cielos, me dejas sin palabras, Na.

—Soy una mierda.

—Pues, un poco.

El menor lo miró con su ceño fruncido, eso no lo hacía sentir mejor.

—Solo trato de ser sincero —se excusó Lee—, ¿cómo pasó?, ¿cuándo?

Jaemin suspiró.

—Pues, no lo sé, simplemente pasó. Comenzó a gustarme cuando Jeno nos la presentó.

—¡Jaemin!

—Lo sé —Na comenzaba a arrepentirse, quizás lo mejor era haberse llevado ese secreto a la tumba y así todos felices, menos él.

—Lo siento mucho, debe ser un infierno para ti —con suavidad acariciaba el hombro de su amigo—. Siempre pensé que esas constantes miradas eran hacia Jeno. Me ilusioné sin razón.

—Supuse que había sido obvio y que seguramente alguno ya lo sabía —el mayor negaba efusivamente.

El moreno terminó de beber su refresco, ante la noticia y el impacto de esta, su boca había quedado seca, el menor seguía encogiéndose en su lugar, sin querer aportar más.

—¿Se lo dirás a Jeno?

—No quiero, pero debo hacerlo. Siento que me odiará —ese era su mayor miedo.

—No es para tanto, creo. Al menos no te acostaste con ella —al ver que su amigo no decía nada, comenzó a faltarle el aire—. ¡¿Te metiste con ella?!

—¡¿Qué?! ¡No! Dios mío, Hyuck —negó el castaño todo alarmado.

—Carajo, Jaemin. Es que te quedaste en silencio, ¿acaso no sabes que el silencio otorga?

Na simplemente se encogió de hombros y suspiró.

—Por favor, no le digas a nadie.

—Lo prometo, amigo —aseguró el mayor mientras acercaba su dedo meñique hacia el castaño a modo de juramento, este lo estrechó de igual manera con su dedo—. Una cosita más...

—¿Mmh?

—¿Estás completamente seguro de que no sientes algo por Jeno? —preguntó el menor—. Porque cuando los vi besarse, diablos Jae, parecía que le tenías ganas desde hace mucho y como te le subiste encima, luego como él agarró tu trase-

—Te dije que no. Eso solo fue porque estábamos ebrios y por el reto, pero no siento absolutamente nada por él —confirmó el castaño con seguridad.

—Mierda.





























































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𝘐𝘯 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘮𝘦 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Where stories live. Discover now