Luna: Por Un Día Seré Feliz.

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Examino los vestidos que me traje para la coronación de Lina, ya que no va a ver ningún sitio donde cambiarnos. Nos iremos en el barco de Sol a mar abierto, justo en los dominios de Lina; bueno, toda superficie acuática cuenta como sus dominios. Escojo el vestido de tonalidades azules entre claros y oscuros con cuello en V, mangas abombadas; adornado el corpiño con hojas bordadas con hilo plateado y con un lazo plateado en la cintura. Mis damas me ayudan a vestirme, poniéndome una bata blanca por debajo y unos calzones blancos. Hay mujeres que los usan, como hay mujeres que no lo hacen por múltiples razones; yo lo hago desde que me atacaron. Sé que no me protege de ningún depredador, pero al menos me da un poco de tranquilidad.

 Mis damas terminan de peinar mi cabello en un moño sencillo, dejando dos mechones sueltos en los costados. Me ponen una corona de cristales de hielo, los cristales se encuentran unidos por finas tiras de hielo. Es increíble que los Einars hagan todo con hielo; casas, armas, herramientas, todo lo imaginable.

 Les ordeno a mis damas que se retiren para que se puedan arreglar, ellas obedecen. En cuanto ellas salen entra Stephan.

—Ya tengo a los guardias listos y las cosas recogidas para nuestra partida —él comenta firme.

—Perfecto, en cuanto termine la coronación, tomaremos un portal acuático para regresar a El Páramo —me paseo por la habitación—. ¿Qué pudiste hablar con la mariposa?

—Ella confía en su familia, dice que el señor Mario no tiene intenciones ocultas —él habla sin perderme de vista—. Que podemos confiar en él.

—Es su familia, por supuesto que no va a hablar mal de él —me siento en los mullidos muebles.

—Ella dice que ha cumplido con su parte del trato, ahora quiere que cumplamos con la nuestra —él se acerca al mueble, pero no se sienta.

—Lo que quiere es venganza, pero la venganza lleva tiempo, preparación y recursos —muevo mi mano izquierda provocando que salga un aire frío.

—Se lo dije, ella dice que quiere hundirlo. Yo le dije que recoja toda la información de ese sujeto y que examinara cómo podríamos dar el golpe de gracia para acabarlo —ahora habla decidido.

—Es un buen consejo, no puedo hacer nada sin tener pruebas. No estamos en El Páramo como para condenar a alguien sí de fácil —él asiente. Un guardia toca la puerta, Stephan va enseguida a ver quién es. Me volteo y entra Sol, me levanto rápido—. ¿Ya es hora de partir?

—Sí, quería venir personalmente a escoltarte ¿te parece bien? —él luce impecable con una especie de abrigo rojo carmesí cerrado por unas cadenas de oro. Las mangas las tiene abiertas por debajo del codo, porta abajo una camisa blanca con botones dorados cerrando la muñeca. Los pantalones son blancos y con botas negras.

 Acepto su invitación, tomo su brazo y salimos de la habitación. Mis cosas las habían recogido más temprano, solo se había quedado mi vestido. Taurus se encuentra en las escaleras portando su traje del ejército. Nunca he entendido por qué los hombres con uniforme se ven hermosos, y Taurus no es la excepción; con su chaqueta roja unidas por cuerdas doradas, con sus medallas resaltando. Él hace una breve reverencia y se mueve a un lado para que bajemos primero.

 Salimos del castillo en un carruaje bastante elegante, ahora su interior es reconfortante.

—Estás hermosa —él me toma la mano con suavidad y le da un tierno beso—. No puedo creer que ya te tengas que ir.

 El carruaje avanza y sale del castillo para dirigirse hacia el muelle para embarcarnos al futuro reino de Lina.

—Fue un viaje bastante placentero, espero volver a repetirlo —lo miro con ternura. Él se acerca a mí y me besa todo el trayecto hasta el muelle.

El Ascenso De Un Imperio [III libro de la saga Dioses Universales]Where stories live. Discover now