🎈Epílogo🎈

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Tres años más tarde

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Tres años más tarde.

Itzitery recorrió aquella habitación, estaba revisando que todo estuviese bien con aquel vestido blanco que colgaba del armario.

—¡Mami, ahí viene tía Valentina!

Karol se volteo al oír la voz de su hija y pronto la diviso corriendo hacia ella, Luna se veía preciosa con su vestido color pastel y su cabello trenzado hacia un costado.

Por su parte, el pequeño Liam, estaba con unos jeans azules y una camisa blanca y por las marcas de rouge en sus mejillas era evidente que había sido víctima del cariño de su abuela.

—Ahora si...— habló Valentina adentrándose al cuarto, tenía su cabello recogido en una perfectamente bien hecha trenza, Karol descolgó el vestido blanco y luego de que Valentina se quitara su bata la ayudó a ponérselo.

Lo lucia increíble. Era bastante sencillo, de espalda descubierta y con algunos detalles en encaje en la parte posterior.

—¿Me veo bien?— preguntó a su cuñada que sonrió ampliamente ante la pregunta.

—Te ves increíble —contestó y le entregó el ramo— Agus también está hermosísimo, aguarda a que lo veas.

—Tía, creo que ya es tiempo —informó Luna— Mami, vamos, papá nos espera.

Karol le dio un último abrazo a su cuñada y luego salió del dormitorio, atravesó el pasillo, la sala y llegó hasta el jardín donde el resto de su familia y algunos amigos se encontraban. Era una ceremonia íntima, de hecho, tanto Agustín como Valentina estuvieron de acuerdo en que así sea. Apenas estaban los Sevilla, Bill en compañía de su nueva pareja, Andy con sus abuelos, Lionel y Pasquale con sus respectivas novias y algunas otras amistades de ambos.

El jardín estaba hermosamente decorado para la ocasión, había pétalos en tonos rosas formando un camino hacia lo que sería el altar, que incluía algunas luces que contrastando con la penumbra del atardecer le daban un aspecto mágico a la velada.

Karol se acercó a Ruggero y directamente lo abrazó, tal vez era la ocasión o simplemente el deseo de expresarle su cariño todo el tiempo.

—Te extrañe— musitó y el ente soltó una risita.

—Fueron apenas unos minutos —expuso y luego dejó un sonoro beso en la mejilla de su novia— Igual te eche de menos —dijo y se separó un poco para inclinarse y posar sus manos en el apenas abultado vientre de la muchacha— Y a ti también, pequeño.

—Oye... ¿Qué hay de nosotros?— habló Luna que estaba a un costado de ellos junto con su hermano, Liam, al verla cruzada de brazos y con el entrecejo fruncido intentó imitarla pero acabo formando una postal aún más tierna para los padres que sin dudarlo los tomaron en brazos y los llenaron de besos.

—Ustedes son nuestros bebés también, no tienen que sentir celos— dijo Karol apretujando a Liam que llevaba una tierna sonrisa en sus labios.

Los cuatro continuaron charlando unos momentos hasta que debieron ponerse en sus lugares, Valentina entraría, estaba todo listo. Agustín esperaba en el altar y a cada paso que la novia daba hacia él se hacía más y más notoria su emoción, el amor tan puro y fuerte que sentía por ella.

Siguieron un estilo más libre, se dedicaron algunas palabras y enseguida el juez hizo lo suyo. Fue corto, pero muy especial para todos ellos, en especial para Valentina que no pudo aguantar derramar algunas lágrimas de felicidad en el momento.

Cuando por fin fue un hecho, cuando Valentina y Agustín finalmente estuvieron casados todos se les aproximaron para saludarlos y expresarles sus felicitaciones y por supuesto su hermana y cuñado no fueron la excepción.

—Eres una papa casada, no puedo creerlo —dijo Karol abrazándolo efusivamente, su hermano se carcajeó— Te amo, estoy muy feliz por ti— le susurró y él la abrazó con mayor fuerza.

—Gracias... Por todo, Karol, de verás —le contestó en el mismo tono— También te amo, enana, lo sabes.

Ambos se separaron y enseguida Ruggero se acercó para abrazarlo.

—Felicidades— expresó sonriente.

—Gracias.... Y gracias por no comerte a los invitados, en verdad lo aprecio— dijo Agustín riéndose cuando recibió aquel golpe en el brazo por parte de su cuñado.

Pronto Mónica y Miguel se aproximaron a Agustín y tanto Karol como Ruggero decidieron alejarse para que estos se abrazaran tranquilos. Por supuesto felicitaron a Valentina y luego cada uno se fue hacia su respectiva mesa para disfrutar de una buena comida para celebrar el momento.

El tiempo fue transcurriendo, lógicamente, y al cabo de tres horas se encontraba la mayoría en la pista de baile divirtiéndose, algunos bebiendo, otros haciendo alguna tontería para divertir al resto pero todos en completa armonía, estaban disfrutándolo, compartían aquella felicidad todos juntos.

Itzitery, por su parte, veía a todos desde su asiento mientras bebía de su cerveza -sin alcohol, desde luego- Ruggero luego de compartir un pequeño y tierno baile con Luna, se acercó a su novia.

—¿Por qué vienes con esa sonrisa? ¿Qué estás tramando?— preguntó Karol entre risas, conocía a Ruggero, sabia que algo haría o diría.

—No es nada —rió este— Sólo que por un momento considere pedirte matrimonio, aunque oye... Tal vez lo haga, el día aún no termina.

—No lo harás —dijo Karol— Si lo haces te golpeo, hablo en serio.

Realmente se mostró seria y esto no causó más que la risa del ente que enseguida la abrazó y escondió su rostro en el cuello de esta.

—No lo haré, descuida —garantizó, guardando silencio unos segundos— Te amo, Karol.

Soltó y ella sonrió completamente enternecida.

—Sabes que también te amo... Y mucho.

—Agustín y Valentina prometieron estar juntos para siempre —musitó Ruggero separándose para poder mirarla a los ojos— No te propondré matrimonio, pero, ¿aceptas eso? —inquirió y ella hizo una media sonrisa que se esfumó cuando notó que hablaba en serio— ¿Aceptas estar conmigo para siempre?

Karol mordió ligeramente su labio inferior y lo abrazó, muriendo de ternura ante aquella pregunta.

—¿Es un sí?— preguntó Ruggero riendo.

—Por supuesto que es un si, mi amor —contestó ella aferrándose a él— Siempre estaremos juntos.

—¿Lo prometes?— preguntó Ruggero tomando un poco de distancia para poder conectar nuevamente su mirada con la de Karol.

—Lo juro.

Afirmó esta en un susurró. Enseguida unieron sus labios en un dulce beso, seguido de un abrazo.

Estaban bien, felices, completamente convencidos de que su amor sería eterno.

Ambos por motivos similares, pues ninguno de los dos era muy amigo del amor previo a conocerse, pero ambos fueron la excepción a todo. Ella, porque fue la primera persona en siglos que eso no se atrevió a lastimar y por la cual tuvo sentimientos desde su existencia. Y él porque le dio nuevamente sentido a su vida, porque Karol pensó que su vida estaba rota cuando llegó a Derry, sin imaginarse que justamente allí es donde está verdaderamente iniciaría.

The Exception [02]Where stories live. Discover now