—A mí también me cuesta–rió la oji-café viendo como los palitos de madera se encontraban mal acomodados entre sus dedos—. No tengo coordinación para estas cosas, je.

—Pero si sabes hacer sellos–encarnó una ceja Naruto. Paloma se encogió de hombros. Era todo un misterio del universo.

—Tengan, chicas–Teuchi les ofreció a las dos castañas tenedores de plástico. Éstas agradecieron y se pusieron a masticar cómo unas cagadas de hambre, después de todo, casi no habían probado sus almuerzos debido a la agitada situación que habían tenido con Naruto y sus intentos por darle de comer.

 Éstas agradecieron y se pusieron a masticar cómo unas cagadas de hambre, después de todo, casi no habían probado sus almuerzos debido a la agitada situación que habían tenido con Naruto y sus intentos por darle de comer

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—Bueno, ya que bajamos la comida, es hora de hacer ejercicio–animó la Hyuga estirando sus piernas.

—¿Ejercicio? ¡Vamos, ya dime que me mostrarás!–pataleó en su lugar el más bajo de los tres.

—El juego consiste en tocar el timbre de todas las casas y salir corriendo–contestó con simpleza la oji-verde levantando el pulgar—. El famoso "ring raje"–la castaña hizo señas con sus manos para darle más emoción al nombre.

—¿Eso es todo?...bien, hagámoslo jejehe–asintió de acuerdo entre risas gatunas.

—Esperenme, ratas inmundas–salió del local la oji-verde, guardando su, casi vacío, monedero—. Encima que me hacen pagar a mí...

—Jugamos al "Piedra, papel o tijeras" y perdiste, te tocaba a vos.

—Sí, sí, además eres la nieta del Hokage, debes tener mucho dinero–argumentó Naruto cruzándose de brazos, Lucía lo imitó y asintió lentamente.

—¡Lucía también tiene plata!–señaló.

—¡Objeción! Mi familia tiene plata, no yo...mi tío no me da diez pesos ni de casualidad–miró hacia el suelo, entristecida.

—Como sea, empecemos esto de una vez–la oji-café tocó el timbre de una casa y comenzó a correr sin esperar a sus compañeros.

—¡Hija de puta! ¡Corre, Naruto!–enunció la Hyuga corriendo como un rayo. El rubio no se quedó atrás y las siguió a toda velocidad viendo como la puerta que habían tocado comenzaba a abrirse. Los tres niños se escondieron en la esquina de la cuadra y observaron cómo salía una vieja con cara de perdida buscando quien había tocado a su puerta, al no ver a nadie, volvió a entrar.

Las castañas rieron, siempre les causaba gracia las expresiones de los aldeanos.

—Ya entiendo...de acuerdo, me toca–informó el Uzumaki. Se acercó a un alojamiento compartido con múltiples timbres y los tocó a todos.

—Que atrevido–rió Paloma tocando la puerta que estaba detrás suya. Lucía mientras corría tocaba los timbres y puertas que estaban a su lado.

—¡Oigan, que creen que hacen, malditos mocosos!–una señora se asomó por la ventana de su casa, realmente estaba indignada, ya había visto como las castañas hacían ese ridículo juego varias veces por la zona—. ¡Llamaré a los jounin para que se las lleven!–y con ese grito, varias personas, y vecinos de las respectivas casas, comenzaron a asomarse y a comentar en contra de los menores.

Ninjas poco Ortodoxas💥Where stories live. Discover now