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—¿Entonces vos eras el que pintaba la aldea y hacía cagadas?–preguntó Paloma, caminando al lado de Naruto que iba con los brazos cruzados en la nuca.

—Sí, jeje, ¡una vez pinté los rostros Hokage!–nombró, recordando ese movido día que había tenido.

—Aah, sii, el día de los exámenes Genin–dijo Lucía—. Estaban re coloridas las rocas.

—A mí abuelo casi le da un ataque–comentó con gracia la oji-café.

—¿Tu abuelo?–inquirió el rubio mirándola con duda—. ¿Quién es tu abuelo?

—¿So' joda?–Lucía encarnó una ceja. ¿En serio no sabía nada de nada?

—No sé quién es tu abuelo, de veras, ¿es alguien conocido o algo así?

—Mi abuelo es el Tercero, ya sabés, Hiruzen Sarutobi...Paloma Sarutobi, ¿en serio no sabías? Creí que todos en la aldea ya me conocían–murmuró lo último recordando como la mayoría de los adultos le decían "honorable nieta" al igual que a su primo, Konohamaru.

—¿¡Queeee?! ¿Tu abuelo es el Tercero?

Lucía rió, el rubio podía ser tan...distraído, por decirlo de forma discreta.

—Pero...Konohamaru también lo es...eso quiere decir...¿Konohamaru es tu hermano?–preguntó con sorpresa.

—¿Conocés a Konohamaru?–inquirió Paloma, hizo memoria de todas esas veces que Konohamaru le contaba que había conocido a un chico genial—. Y, no, es mi primo.

—¿Entonces quienes son tus padres?–observó Naruto.

—Ya llegamos–avisó Lucía entrando al local de ramen que tanto había pedido Naruto—. Buenas–saludó.

—Buenos días, niñas, Naruto–devolvió Teuchi, el cocinero.

—Holi.

—Hola, Teuchi, prepárame un Miso Ramen con extra de cerdo, por favor–pidió el de bigotes, sentándose en el medio de las castañas.

—Un Miso Ramen saliendo, ¿y ustedes, niñas?

—Yo quiero un...Sapporo Ramen, gracias–indicó la oji-café. Teuchi asintió.

—A mí deme lo mismo que ella–finalizó la Hyuga.

—¡Ayame, ven a darme una mano!

—Ya voy, papá.

—Entonces...contanos más sobre vos, rubia–pidió Paloma recostándose en la mesa.

—A-ah...no sé que decirles, jeje–Naruto rascó su nuca nervioso—. ¿Qué quieren saber?

—¿Te gusta hacer boludeces?–consultó la oji-verde con picardia, pensando que podían hacer después de comer.

—¡Sí!

—Creo que es obvio con todo el desastres que hace–bufó Paloma divertida.

—Estaba pensando en mostrarte...un juego sagrado–sonrió pícara. La Sarutobi la miró sabiendo a que se refería, la idea le pareció entretenida, así que no se opuso.

—¿Un juego? ¿Qué clase de juego?

—Ya lo vas a saber.

—Aquí tienen sus ramens, disfrútenlos–Teuchi y Ayame pusieron los tazones en la mesa y los pubertos comenzaron a comer, o al menos Naruto.

—¿Hm?–el rubio miró a las dos chicas a sus lados. Masticó los fideos que tenía en la boca y continuó—. ¿Qué sucede? ¿Por qué no comen?

—Usar palillos es difícil–respondió Lucía, su familia había renegado muchos años para que aprendiera a usarlos de forma "elegante", pero simplemente era imposible, habían optado por rendirse y darle un tenedor y cuchillo en las comidas.

Ninjas poco Ortodoxas💥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora