Me dijiste que vivías a mi lado y sonreí.
Como un bobo, desde ese día siempre salía acicalado.
Esperando como el buen cristiano vestido de domingo.
Que algún día dios me diera un milagro.
Y cuando tu mirada y la mía en el mismo camino se cruzaron
Tu me viste y también reíste
Y yo mire al cielo, con mi cara de idiota, avergonzado
Creyendo que en ese momento mi milagro había llegado
Yo no soy ni creyente ni ladrón
Pero como cura rece para cruzarme contigo
Y ahora le robaría al tiempo sus minutos si son para estar a tu lado
Se que soy exagerado como un niño
Pero es que en tu ser hallé una razón para el mío
Y en tus pasos son un sendero de luz que sin miedo sigo
Por eso aun sin ser fiel a ningún dios, al que sea yo le pido.
Que en la muerte tome mi alma y la castigue como quiera
Porque para mi todo castigo será bien recibido a cambio de una vida contigo.