^MY LADY ASTRID^

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-Por supuesto que sí. Astrid es demasiado con las armas, sobretodo, con la espada.- respondió nuevamente Hiccup mirando con orgullo a su chica.

-¿Y eso no se ve malo en una dama? Sobretodo, en una de la realeza.- habló de nuevo el hombre.

-Disculpe, pero eso no tiene sentido.- por fin, Astrid decidió hablar demostrando su discrepancia con él- Una mujer puede manejar las armas tanto con un hombre. Ustedes no tienen nada de especial, nuestros cuerpos son iguales, lo único que nos diferencia son los órganos reproductores, de ahí no hay nada más.- señaló con seguridad y sin dejar de mirarlo a los ojos.

El conductor se molestó ante la "falta de respeto" que la rubia acaba de hacer, ella  era la primera mujer que le hablaba así en su programa, incluso en toda su vida, y no lo iba a dejar pasar.

-¿Y qué me dicen de que usted no es virgen? ¡Eso es un insulto, tanto como para el príncipe, como para la monarquía de Inglaterra!- acusó con desprecio hacia ella.

La ojiazul volvió a acobardarse y, simplemente, bajó la mirada quedándose callada. No obstante, Haddock no pudo quedarse callado ante la acusación.

-¡¿Pero qué le pasa?! ¡Cómo se atreve a faltarle el respeto a mi prometida de esa manera, creyendo en un rumor tan absurdo como tu programa!- alzó la voz con completa seriedad- Mi Lady Astrid es una mujer honorable, ella jamás perdería su virginidad fuera del matrimonio y, claramente, no lo ha hecho. Ese rumor es una completa estupidez.- dijo irritado.

El conductor se quedó pasmado ante la defensa de Hiccup, en realidad, no esperaba que él actuara de esa forma, así que no supo reaccionar.

-La entrevista acabó, nos vamos.- volvió a hablar el príncipe y jaló de la mano de su novia para sacarla de ahí.

-Gracias.- murmuró la chica una vez estuvieron en su auto.

-No es nada, Mi lady.- respondió dándole una sonrisa, la cual ella le devolvió.

Ahora estaban seguros que cualquiera pensaría 2 veces, antes de inventarse un rumor hacia ellos.

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29 de Julio de 1981...

-¡Estás preciosa!- exclamó Heather al ver a su amiga ya con su lindo y ancho vestido de novia, una pequeña tiara y su largo velo puestos, Astrid estaba lista para su boda.

-Siento un vuelco en el estómago.- comentó la joven nerviosa.

-Creo que es normal el día de tu boda.- le dijo su hermana con una sonrisa sorna.

-Oh, puede que sean gases.- dijo Brutilda.

-No lo creo, Tilda.- rió Astrid.

-Jack me acaba de decir que ya todo está listo y han mandado a la limosina que venga por nosotras. El rey y la reina estás dando unas palabras a la prensa internacional, periodistas y camarógrafos de todo el mundo ya están en la Iglesia.- informó Elsa con emoción, le encantaba ver a su hermana haciendo su vida, sin importar si estaba de acuerdo o no.

-¿El rey me llevará al altar?- se atrevió a preguntar la novia de 20 años ya.

-Lo hará.- habló una voz que no estaba en la habitación, todas vieron hacia las pueras y vieron a la princesa Camicazi en frente.

Todas le hicieron una reverencia.

-¡Cami!- saludó Astrid yendo a abrazarla, siendo correspondida por la princesa, quien se convirtió en una más de sus amigas en los últimos años.