26. Situación de alerta

Începe de la început
                                    

—Claro, muchas gracias.

—¿Puedo preguntar qué está pasando aquí? —me dirigí a él.

—Anoche Samantha debía ayudarme con estas cosas, tengo demasiado trabajo; pero Daniel se la llevó. Alice se despertó poco después de que te fuiste, me explicó lo que ocurrió y se ofreció a ayudarme, de verdad me salvó. La situación está imposible. Todo el tiempo hay alertas meteorológicas y nadie puede salir de la isla, las exportaciones se han detenido hasta nuevo aviso y tenemos mercadería que debía salir ya. Esto está afectando a todas las empresas del país. Seguro te tocará reunirte con el directorio de 3IE.

Mi papá dio su larga explicación y no era lo que estaba esperando, le pedí salir del comedor para hablar a solas.

—Papá, mira, no sé qué está pasando, pero Alice... ten cuidado con ella. Todavía no es de mi entera confianza.

—¿No arriesgó su vida para traer a Ian de regreso? —me preguntó mirando hacia él, que nos escuchaba desde el sillón... o eso parecía, tenía la mirada perdida, era difícil saber qué pensaba.

—Sí, pero hasta donde sabemos todo puede ser una trampa. Mira...—tomé aire para confesarlo—. Alice es del Círculo, también es nieta de Franz Ayala y quien les ha estado abriendo portales a pedido y también estoy bastante segura que asesinó a su esposo.

—Ya lo sé, me lo explicó... no lo del esposo, pero quién es y el trato que hizo contigo.

—¿Si ya lo sabes por qué no tomaste precauciones? pudo hacerles algo—lo regañé.

—Sophie, esa chica con suerte pesa cincuenta kilos, ¿qué iba a hacerme?

—Pueden ser cincuenta kilos de pura maldad. ¿Ya viste los poderes que tiene? Hay que estar alertas.

—¿Si no confías en ella, porqué la trajiste aquí y le dijiste que podría enseñarte brujería o lo que sea en mi casa?

—Eso es verdad. ¿Qué tengo que hacer para convencerte de que no planeo nada malo?—de golpe apareció cerca de nosotros, revolviendo el vino en su copa.

—¿Siempre escuchas conversaciones ajenas? —le reclamé.

—Si hablan de mí, sí. —respondió con cinismo.

—Bien Alice, ya sabes que no voy a confiar en ti, pero eso no quita que esté muy agradecida por lo que hiciste.

—Sí Alice, yo tampoco pude agradecerte—Ian habló—. No solo me trajo, me salvó la vida dos veces —me explicó, como poniéndose de su lado.

—De nada, se los debía, y prometí enseñarte todo—me dijo a mí.

—Gracias, pero lo que necesitaba saber era para traer a Ian de regreso, él está aquí y es todo, dejaré este tema de lado, te conseguiré pasajes para el exterior y me aseguraré de cambiarte la identidad y así puedas rehacer tu vida, lejos de la gente del Círculo.

—¿En que momento dije que quiero desaparecer? Si quisiera eso, lo habría hecho—respondió.

—Es la mejor opción, eso, o mantenerte encerrada y vigilada en la torre cinco de 3IE.

—Sophie, parece que no estás entendiendo. Yo hice un trato contigo que pienso cumplir, enseñarte todo lo que necesitas saber, a cambio de protección, eso no me convierte en tu prisionera, ni en dueña de mi vida. Voy a quedarme, voy a ensañarte y tu papá me conseguirá un empleo. Ahora seguro tienen hambre así que vamos a comer algo y conversar —dijo con calma, aunque sus palabras parecían una amenaza.

—¡Sí comamos algo!—Nicky interrumpió el incómodo silencio—. Papá, ¿me haces unos huevos?

—No creo, poder—le respondió.

—¿Alice me haces unos huevos?—tuvo el atrevimiento de pedírselo a ella—. Mi mamá no sabe.

—No cariño. Yo tampoco, las mujeres Ayala no podemos cocinar.

—¿Y eso por qué?— mi papá se vio interesado y caminó junto a ella hacia la cocina, yo me apresuré a seguirlos—.La madre de Sophie tampoco lo hacía, era impresionante, no podía hacer ni unas tostadas.

—Es porque muchos años atrás, nuestra tátara abuela hizo enojar a una banshee, dicen que le arrebató a un hombre y ella la maldijo, le quitó el don de cocinar a ella y toda su descendencia, para que nunca puedan casarse. Épocas extrañas, cuando complacías a un hombre con comida y no sexo.

—Eso no puede ser verdad—espeté.

—Yo elijo creer esta vez—comentó mi padre.

—Yo también—Ian gritó desde donde estaba.

—¡Y yo!—Nicky añadió entre risas.

—Me encargaré de los huevos, tú ve con Ian—me ordenó mi papá.

—Yo te acompaño, puedo alcanzarte los platos.—Alice se ofreció de inmediato.

Volqué los ojos sin que me vea. ¿Qué se creía? ¿secretaria de mi papá?

Mandé a Nicky a poner la mesa y aproveché de preguntarle a Ian como se sentía.

—Estoy pensando con más claridad, es parecido a cuando empiezas a recobrar la sobriedad después de beber mucho. Físicamente, como si me hubieran atropellado, mis piernas se sienten de gelatina o como si me las hubiesen partido a batazos, tengo mucha hambre y nauseas al mismo tiempo, pero ya estoy aquí y es lo que importa.

—Debes tener sueño también—puse mi mano sobre su mejilla, no me cansaba de tocarlo.

—No quiero dormir, no quiero ir a la otra dimensión y perder tiempo valioso aquí.

—Tendrás que ir en algún momento y... ahora que ya piensas mejor, tal vez debemos hablar de ciertas cosas—. Ya con el asunto de Alice solucionado y más tranquila, decidí abordar el tema que más me inquietaba—. Hemos pasado más años separados que juntos y ... bueno es lógico que algunas cosas hayan pasado y tus sentimientos hacia mí no sean los mismos, será, casi como conocernos de nuevo. Así que... si las cosas no son como antes, está bien, lo entiendo.

—Sophie, he visitado como treinta dimensiones diferentes, me perdí en el espacio interdimensiones, enfrente a centinelas, entes, deamons, todo por regresar a tu lado. Si no te amara como antes, no habría hecho nada de eso. Solo vivir mi vida en la dimensión T52, total ya tenía a mi hijo a mi lado. Pero no fue así, porque hace tiempo decidí que lo que quiero y necesito es recuperarte.

—¿Estás seguro?

—Sophie. El problema no es conmigo ¿no es así? Es contigo. Ya lo sé, sé que en este tiempo estuviste con alguien más.

Mi corazón dio un brinco y de pronto no pude mirarlo a los ojos. ¿Sabía sobre Adam? ¿Cómo era posible? Nicky jamás lo había conocido, ni hablaba de él en su presencia. Solo Daniel sabía al respecto ¿él se lo había contado a Nicky? ¿O a alguno de sus hermanos? En definitiva, lo iba a matar si eso había ocurrido. Adam era mi sucio secreto. No pensaba hablar nunca más con él y no quería que Ian se enterara nunca.

—Ian, no sé qué cosas te contaron, pero no es como lo piensas—traté de justificarme.

—No importa—me tomó con ambas manos y me habló muy cerca—. Voy a deshacerme de cualquier obstáculo que haya entre tú y yo.

Dijo tan serio que un escalofrío recorrió mi espalda. Nos vimos interrumpidos cuando Daniel apareció en la casa, preguntando cuál era la emergencia.

—¡Menos mal cuento contigo, a estas alturas todos podríamos estar muertos!—le reclamé, dándole un golpe en el brazo.

—Estaba ocupado... con ciertas cosas, vine lo más rápido que pude. Igual no veo sangre... ¿ya estás mejor?—le preguntó a Ian de manera amistosa y por algún motivo él no ocultó su mueca de enfado—. ¿Oye te pasa algo conmigo? ¿O solo es efecto del coma?

—Tú sabes qué me pasa contigo. Y me las vas a pagar por traidor. —En ese momento Ian recuperó la fuerza que no tenía para levantarse del sillón y agredir a Daniel. No pude ni reaccionar, porque no tenía idea de lo que pasaba.

***

Bueno, eso faltaba ayer. Gracias por leer! y pues sigan en sintonía que se viene lo bueno. Los verdaderos planes del Círculo y a ver que hacen Sophie, Ian y los demás al respecto. Un beso!

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