23. Alice y el misterio que la rodea

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No se olviden de comentar mucho, los quiero!

Tal vez yo estaba igual de desconcertada que todos en la base de operaciones del proyecto, cuando les presenté a aquella mujer pelirroja y su gato, que husmeaban alrededor. No se quedaba en un solo lugar, deambulaba con delicadeza por la sala de reuniones, tocando todo, como si recién saliese de una cueva.

—¡Qué demonios! —Solange entró al último y exclamó al ver a Alice.

—Ella, como le decía a todos, es Alice. A partir de ahora estará bajo protección del proyecto y nos colaborará—expliqué y no tenía cara para dar una respuesta coherente a lo que ocurría.

Tal vez fue porque me embelesó con su gato, o porque fue muy persuasiva, o porque en cierta forma me sentí identificada con ella, por lo que acepté su trato.

—Hola a todos, espero que nos llevemos bien—se presentó con una sonrisa y el tono de una niña inocente; inocente en una forma un poco macabra.

Tuve que lanzarles una mirada de amenaza a Sam y Raphael, otro de los hermanos de Ian, por la mirada de babosos que le estaban dirigiendo. Aunque no los culpaba, Alice llamaba mucho la atención. Tal como Adam me había dicho una vez, las mujeres Ayala éramos el resultado de generaciones de selección del mejor material genético. No solo tenía un rostro precioso y una figura esbelta, al igual que yo, no era demasiado alta y llevaba una falda negra corta y una blusa blanca sin mangas. Mostrando sus brazos y piernas tan blancos como su rostro. Se notaba que no salía mucho al sol.

—¿Trajiste a una de esas dementes aquí?—Solange fue la única que se animó a hablar.

—¿Qué tiene? ¿Te parezco peligrosa? ¿parezco que mato gente? —Alice se inclinó hacia adelante con los brazos estirado sobre la mesa de reuniones, la miraba de una manera diferente, como si ya la conociera.

—Solange, soy consiente de los riesgos, pero ella sabe muchas cosas que pueden ayudarnos. Va a darnos información a cambio de protección de la gente del Círculo.

—¿Información? —me miró con desprecio—. ¿Qué tipo de información? ¿Bujería? ¿Viajes astrales? Aquí hacemos ciencia.

—Y tu ciencia no ha funcionado—Alice le respondió. Solange me hablaba a mí y trataba de ignorarla—. Tú mejor que nadie sabe lo que las gate keepers podemos hacer. Después de todo, ¿este proyecto no se creó intentando imitar nuestras habilidades?

La aludida se limitó a fruncir el entre cejo y a entablar una lucha de miradas con la otra. Todos observemos en silencio. Finalmente, Solange fue la perdedora, se retiró murmurando que yo iba a llevar el proyecto a la ruina.

—¿Hay algún lugar donde pueda dejar mis cosas y a Ash? Acá hay vibras muy negativas—me preguntó con toda confianza.

Asentí y decidí llevármela, había cosas que debíamos hablar a solas. La dirigí hasta el piso donde estaban las viviendas de los portales del proyecto. No iba a ese lugar desde hacía años. En silencio la guie hasta el cuarto blanco que era la antesala a todas las viviendas, a las cuales solo se podía acceder con teletransportación. Me paré frente a la pared de lo que antaño fue el apartamento de Ian.

—Te quedarás en el departamento que está tras esta pared, es altamente seguro. ¿Puedes atravesarla? —la probé. Quería comprobar que habilidades poseía.

Sin problema alguno abrió un portal, no uno como los que yo y el resto atravesábamos. Literalmente vi cómo se abría un espacio circular en la pared y lo atravesé detrás de ella.

—¿Cómo haces eso? Yo solo atravieso el velo, es decir, mis portales no se ven como los tuyos.

—Porque yo abro portales, tu solo los atraviesas—respondió dejando al gato en el suelo y mirando alrededor.

ShiftingWhere stories live. Discover now