Sólo quiero que me toque un compañero de habitación decente; es lo único que pido, y lo único que no he podido controlar en mi planificación.

ㅡ¡Yoongi Min!

ㅡMamá, ya bajo. ¡Por favor, deja de gritar mi nombre! ㅡdigo mientras bajo por la escalera.

Jimin está sentado a la mesa enfrente de mi madre, mirando la hora en su reloj de pulsera. El color azul de su polo combina con el azul claro de sus ojos, y lleva el pelo perfectamente peinado y ligeramente engominado.

ㅡHola, universitario ㅡme saluda con una sonrisa perfecta y amplia mientras se pone de pie.

Me abraza con fuerza y yo cierro la boca al percibir la excesiva cantidad de colonia que se ha echado. Sí, a veces se pasa un poco con eso.

ㅡHola. ㅡLe sonrío con la misma intensidad, intentando ocultar mi nerviosismo, y quito los pequeños mechones de pelo que tapan mi vista.

ㅡCielo, podemos esperar un par de minutos para que te peines ㅡdice mi madre tranquilamente.

Me acerco al espejo y asiento; tiene razón. Mi pelo tiene que estar presentable hoy y, por supuesto, ella no ha dudado en recordármelo. Debería habérmelo peinado como a ella le gusta, a modo de regalo de despedida.

ㅡVoy a ir metiendo tus maletas en el coche ㅡofrece Jimin abriendo la palma de la mano para que mi madre le dé las llaves.

Me da un beso en la mejilla y desaparece de la habitación con el equipaje en la mano. Mi madre va detrás de él. Mi segundo intento de peinarme acaba con un resultado mejor que el primero. Luego me paso el rodillo quitapelusas por el suéter gris por última vez.

Cuando salgo y me aproximo al coche, cargado con mis cosas, las mariposas de mi estómago empiezan a revolotear, y me alivia pensar que nos esperan dos horas de viaje para conseguir que desaparezcan. No tengo ni idea de cómo será la universidad, y de repente la pregunta que sigue dominando mis pensamientos es: « ¿Haré amigos allí? ».















Ojalá pudiera decir que el ambiente familiar del centro de Washington me ha relajado durante el trayecto, o que el sentido de la aventura ha ido apoderándose de mí a cada señal que indicaba que estábamos cada vez más cerca de la Washington Central. Pero la verdad es que me he pasado el viaje planificando y obsesionándome.

Ni siquiera estoy seguro de qué estaba diciendo Jimin, pero sé que estaba intentando darme ánimos y emocionado por mí.

ㅡ¡Ya hemos llegado! ㅡdice mi madre cuando cruzamos el arco que da acceso al campus.


En realidad, la universidad es igual de magnífica que en los folletos y en la página web, y me quedo impresionado al instante al ver los elegantes edificios de piedra.

Cientos de personas ㅡpadres que se despiden de sus hijos con besos y abrazos, grupos de estudiantes de primer curso presentables de los pies a la cabeza con el uniforme de la WCU, y unos cuantos rezagados perdidos y confundidosㅡ inundan el área. El tamaño del campus intimida, pero espero que al cabo de unas pocas semanas me sienta ya como en casa.

Mi madre insiste en acompañarme a la charla de orientación para novatos. Consigue mantener una sonrisa en la cara durante las tres horas que dura la sesión, y Jimin escucha con atención, igual que yo.

ㅡMe gustaría ver tu dormitorio antes de irnos ㅡdice mi madre cuando todo ha terminadoㅡ. Quiero asegurarme de que todo está correcto.

KOOKGI : DESPUÉSWhere stories live. Discover now