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And the arms of the ocean are carrying me
And all this devotion was rushing out of me
And the crashes are heaven for a sinner like me
But the arms of the ocean delivered me

...

Nayeon deja ir a Mina.

Está paralizada, con los ojos fijos en el suelo, mientras escucha a Mina moverse por la habitación, agarrando sus pertenencias y metiéndolas en su maleta. Aunque solo han pasado unos minutos, se siente como si hubiera pasado una eternidad. El tamborileo fuerte e inestable del corazón de Nayeon llena sus oídos, ahogando el resto del mundo. Suena sospechosamente como las olas del mar chocando contra la orilla. Mina no le dice una palabra más, silenciosa y fría, mientras sigue empacando sus cosas. Donde había calor, un duro invierno ha tomado su lugar. Ahora se siente como si fueran extrañas. Esto duele más.

Nayeon asumió que una vez que alejara a la chica más joven, se sentiría mejor consigo misma, que se sentiría como la elección correcta.

No es el caso.

Nayeon reconoce débilmente el sonido de una puerta abriéndose. Ella mira hacia arriba y apenas vislumbra la expresión llena de lágrimas de Mina mirándola por última vez antes de que se deslice a través de la puerta.

Mina miró hacia atrás.

Aunque Nayeon le rompió el corazón, ella miró hacia atrás.

Silencio. Nayeon cierra los ojos. Una sensación repugnante se eleva en la parte posterior de su garganta. De repente recuerda todo el alcohol que bebió esta noche. Como las olas del océano que se elevan para volcar un barco. Se tambalea hasta el baño, tapándose la boca, y llega al inodoro justo a tiempo para vomitar. Las lágrimas llenan sus ojos mientras vacía el contenido de su estómago. La hace sentirse aún más mareada. No debió haber hecho eso, no debió haber hecho nada de eso.

Nayeon siempre supo que ser insensata e imprudente tendría consecuencias desastrosas. Simplemente no se dio cuenta de que el corazón de Mina sería herido también.

La mirada en el rostro de Mina cuando Nayeon le dijo que no la amaba parpadea detrás de sus ojos. Un sollozo se escapa de sus labios mientras una ola de tristeza y amargura inunda todo su ser. Extiende la mano para tirar de la cadena y luego apoya la frente contra el frío mármol. Tomando profundas bocanadas de aire, se pregunta si tomó la decisión correcta. Luego niega con la cabeza y trata de convencer a esa vocecita estúpida en su cerebro de que lo hizo.

Mina está mejor sin ella.

Ella se merece solo lo mejor.

Nayeon no se ha sentido así desde hace un tiempo. Se frota los ojos, se seca las lágrimas y se pone de pie. La habitación aún está oscura, salvo por la lámpara de la mesita de noche. La mirada de Nayeon cae sobre el vestido que los dedos de Mina le quitaron de los hombros hace un rato. Recuerda cada beso, cada caricia, cada suspiro, cada mirada, y se castiga a sí misma por aprovecharse de ello.

Mina está enamorada de ella. Ella siempre lo ha estado. Desde que se conocieron en la empresa, cuando Mina era solo la chica nueva en la oficina, cuando solo era el ángel guardián de Nayeon que la cuidaba siempre.

¿Y ahora?

Ahora, ella acaba de irse.

Nayeon siempre pensó que estaba en la personalidad de Mina ser un ángel. Después de todo, nunca había conocido a nadie tan puro y amable como su compañera de trabajo. Sin embargo, una parte más pequeña de su cerebro siempre supo que no era tan simple como eso. Nayeon sospechó que Mina tenía sentimientos, solo se obligó a mirar hacia otro lado.

Atrapame si puedes / MinaYeonWhere stories live. Discover now