Leer bajo supropia responsabilidad, contenido sensible.
No apoyo los actos cometidos en estecapítulo por nuestros protagonistas.
Leer bajo precaución y evitar comentarios ofensivos contra el fic y mi persona, existen advertencias desde la presentación.
No romantizo estos actos y recuerden separar la ficción de la realidad.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las luces se apagaron totalmente, las puertas se abrieron de forma brusca a tal punto que golpearon las paredes con tanta fuerza que cualquiera hubiera creído que las puertas no servirían después, el pánico inundó la cabeza muchas personas ocasionando que todas corrieran en direcciones distintas.
Granadas de humo hicieron de la oscuridad una densa y distintas luces blancas se mezclaban en ellas, voces masculinas hacían eco entre los gritos de pánico de todas las personas.
¿Por qué tan pronto?
—¡Corre!
Sujete la mano de Lía y la obligue a seguirme el paso, tuve el tiempo suficiente para ubicar una segunda salida que estaba a un minuto antes de que la misma policía la encontrara y cubriera.
Teníamos solo un minuto de ventaja teniendo en cuenta que avanzar era difícil. Empuje a muchos solo para salir, Lía ni siquiera emitió un sonido más que el de quejidos por los golpes y la brusquedad, era como una escena de película de acción sacada de Hollywood.
Palme la puerta en cuanto estuvimos frente a ella desesperado.
—¡Rápido!— chilló Lía mirando a sus espaldas.
Empuje la puerta con mi hombro y para nuestra puta suerte estaba bloqueada.
—Vienen para acá— murmuró aterrorizada.
Gire un poco mi rostro, luces blancas comenzaron a aparecer en el pasillo, pasos largos y pesados se acercaban y por el sonido y la situación deduje que se trataba de más de una persona, la policía.
—Muévete.
Ella me miró confundida, retrocedi unos pasos y reuní toda la fuerza en mi pierna, si la puerta no abría tendría que buscar una segunda solución sin tener tiempo. Tome impulso y de una sola patada derribe la puerta, dos grandes cosas aparecieron aqui, la primera, nosotros teníamos nuestro escape, la segunda, la policía tenía nuestra ubicación.
—¡Corre!— volví a sujetar su muñeca y ambos salimos del club.
Corri con ella de la muñeca ansiando la salida del callejón, para esto había trazado una ruta que era infalible, calculaba que, si nos mezclabamos en todos los centros y tiendas que encontráramos en ambas cuadras, nos perderían de vista y llegaríamos al auto sin problemas.
