Capítulo 27

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Durante la hora de la comida, ya no me resultó tan raro ver a todos los alumnos de Oxford. Incluso había vuelto a ver a Brook. No se me pasó desapercibida su mirada hacia la marca que tenía en la muñeca izquierda.

Cole nos contó que nuestros Duobus pasarían todo el día con su Guardián en el bosque. Solo esperaba poder ver a Anubis en algún momento de la noche.

Después de comer, Cole quiso acompañarme hasta las caballerizas. No hablamos durante el camino. Supuse de lo que quería hablar, pero imaginé que él seguía buscando las palabras. No le apuré.

Breeze estaba con su madre, White. Busqué en el establo de al lado si estaba Umbra, pero no había rastro de él.

–– ¿Me has echado de menos, pequeñajo? –– pregunté en tono cariñoso. Él me reconocía siempre que venía a verle. Se acercaba contento, moviendo la cabeza. Sus patas eran esbeltas y comenzaban a fortalecerse. Sería un caballo fuerte.

Acariciar a Breeze me resultaba tranquilizador. Tenía el pelaje duro y corto, pero lo que más me gustaba era sentir su energía, se le veía rebosante de ella.

Cole se acercó a nosotros. Se había quedado alimentando al caballo que solía montar.

–– ¿Nos vamos? Se hará de noche en breves, y creo que comenzaremos a recibir visita –– dijo mirándome a los ojos.

–– Claro. Deja que me despida de esta preciosidad.

Le di una palmada cariñosa en el cuello de Brezze y después besé su frente. Él volvió con su madre. Ella siempre me miraba desde la distancia, cautelosa. Me di cuenta de que no se acercaba a nadie.

La noche comenzaba a acercarse a Oxford. No había rastro de nubes, y la oscuridad caía sobre nosotros.

Cole se giró un poco para acercarse más a mí mientras nos adentrábamos en el bosque.

–– He pasado la mañana en la Biblioteca –– comenzó ––. Su Historiadora me mostró un libro antiguo. No me deja sacarlo de allí, pero leí sobre antiguas pruebas. Una de ellas se repite mucho –– dijo buscando mi mirada. Me giré con una sonrisa ladeada.

–– No te preocupes por las pruebas, Cole. Ya nos las dirán. Seguro que es algo típico como meternos en un laberinto y salir de él. Siempre es la típica en todos los libros de fantasía –– dije pensativa.

Cole se echó a reír.

–– Gina me contó que eres escritora. Estoy seguro de que tienes cientos de ideas para ese tipo de pruebas.

Me mordí los carrillos y miré al cielo nocturno. La luna ahora brillaba en todo su esplendor, iluminando nuestro camino. ¿Seguía siendo escritora si ya no escribía? Bajé la vista hacia Cole.

–– Ya no sé si sigo siendo escritora, pero no sé qué tipo de pruebas nos esperan, Cole. Aunque soy todo oídos. ¿Qué has encontrado? –– le miré a los ojos ––. Si te soy sincera, me sorprende que me lo estés contando, antes me pareció ver en tu mirada, que yo era una de tus rivales. No te mentiré si te digo que creo que eres el rival más fuerte.

Él sonrió y asintió.

–– Yo también pienso que eres la rival más fuerte. Tienes los mismos elementos que yo, eres rápida y aprendes aún más rápido –– se quedó un momento en silencio ––. La prueba que siempre hacían se dividía en dos partes. La primera consistía en salir del bosque, la segunda se hacía también dentro de él, pero como ya te dije, no estoy seguro de que sea eso.

Me quedé en silencio un momento, pensando en lo que me acababa de contar.

Si las pruebas eran en el bosque, la Guardiana sería la encargada de hacerlas, no había nada que ella no supiese.

El Guardián de la luzWhere stories live. Discover now