Wangi

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Y/n

Ya es por la tarde y he terminado mis deberes de la escuela, quiero correr, correr hasta que mis pies duelan.

Salgo de la casa pidiéndole al chófer que me lleve al centro comercial, como dije mi madre me ha puesto dos guardaespaldas que me siguen de lejos, no quiero que ellos me sigan no hoy.

Llegamos al centro y bajo ellos me siguen y voy directo hacia la tienda, solo para mujeres es perfecta, pues hay 2 salidas, como se encuentra en la parte baja del edificio.

Les pido antes de entrar que me esperen en la salida, pues será incómodo que entren a una tienda de lencería para mujeres, además de que no les permiten la entrada.

Entro a la tienda y recorro los largos pasillos, unos momentos, hasta que los hombres se confían de que estoy mirando la ropa, camino despistando entre los caminos coloridos de ropa interior, hasta llegar a la puerta del lado contrario, es el momento salgo entre un grupo de amigas que lo hacen también,

Estoy afuera frente a una gran plaza, honestamente no recuerdo esta parte de la ciudad tan bien como querría, pero frente a mí hay una gran calle completamente recta.

Sin curvas, está muy bonita, pues se ve que está cuidada, con jardines a los lados, y sin tantos carros transitando, puedo caminar, incluso correr, igual no creo perderme en un camino recto, empiezo a correr, apenas he cruzado unas 2 cuadras, y me he agotado, quizá no tengo la mejor condición física para esto.

Empiezo a caminar y escucho pasos detrás de mí. Pasos que me dan una vibra tan pesada, no quiero voltear, camino más rápido y los pasos de la persona atrás se vuelven más rápidos, y fuertes, en un momento no son los pasos de una persona, son dos.

Volteo hacia un cristal en una tienda, son dos sujetos altos, y corpulentos, mala idea escaparme, avanzo más y más y por el miedo el entrar a la tienda no fue una opción para mí, ahora no puedo volver.

Sigo y ahora corro, corro desesperadamente esperando perderlos, si algo puedo decir es que no son buenos, no lo son, recuerdo cuando casi me secuestran en Estados Unidos y no puedo sentir más miedo.

Doblo una esquina tan rápido que tropiezo al dar un salto de una banqueta a otra, siento mi pie doblarse y a mi cuerpo cae.

Si vienen detrás de mí, les he dado por mi torpeza, el momento justo para tomarme.

Siento unos pasos acercarse a mi lado más calmados, más tranquilos, mi corazón se agita y solo puedo cerrar los ojos.

                             Wangi

Todos los días son tan raros desde que la conocí, Y/n, no sé su apellido, ni siquiera la he buscado en redes sociales.

En realidad mis redes sociales se limitan solo a subir publicaciones sobre mis carreras y no a interactuar, así era mi vida, hasta que la vi en el club.

Su aura es fría, e incluso intimidante, pero se notaba perdida mirando la pista, como cuando un niño mira el juguete de otro anhelándolo.

No sé ni siquiera porque la defendí de la secretaria, pero me dio la ilusión de que no es tan fría como parece, ni tan frágil como aparenta, solo tiene miedo.

Nunca intervendría en ninguna conversación que no es mía, pero no pude evitarlo.

Luego verla correr en la pista, adelantarme de la nada, sin miedo, se veía tan libre, como una persona que tiene todo el control sobre lo que hace, su cuerpo era uno con la motocicleta y realmente era hipnotizante su imagen.

Cuando vi a ese tipo lanzarse hacia ella, solo pude bajar y genuinamente mi cuerpo quería alejarlo mil metros de ella.

Quizá ya se conocían, pues se notaba en sus miradas y la forma que los cuerpos de ambos se tensaron.

PerfecciónWhere stories live. Discover now