La pista de Carreras

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Es viernes por la tarde, gracias al cielo no he mirado más a F4, como es su último año, se mantienen ocupados en la escuela.

Salgo de la casa.

Recuerdo que hay un club de motociclistas en la ciudad, y tengo ganas de correr, de acelerar tan fuerte que mi cuerpo tiemble con fuerza y olvidarme de todo lo que me hace daño.

Sé que el club tiene motocicletas disponibles, así que no llevaré la mía

El chófer entra al estacionamiento, enfrente está un gran edificio de cristal, las ventanas están cubiertas con grandes cortinas, supongo son las habitaciones, pues muchas personas se cambian o quedan en el club, además de los empleados.

Paso dentro del edificio donde hay un pasaje hacia la pista, la cual es enorme, con muchas curvas y diferentes relieves.

En la pista ya hay muchas motocicletas esperando que los motociclistas suban.

Me quedo admirando la pista, pues no imagino las caídas que ha visto, verdaderamente es para profesionales o para personas que les gusta esto verdaderamente.

—Bueno, vas a seguir mirando
o entrarás —Suena una voz en tono serio a mi lado.

Es un chico más o menos de mi edad, es muy común, algo atractivo y bastante alto.

—¿Qué? —Pregunto ante su comentario

—Estás en la puerta de inscripción —Dice y su tono es serio, frío, igual que su aura.
Ni siquiera puedo describir si está enojado o verdaderamente serio, no entiendo su ironía.

Pero volviendo a la realidad, es verdad estoy parada justo frente a la puerta de la oficina de inscripción, soy una tonta, he estado estorbando.

Lo tonta que me debí ver aquí parada mientras admiraba la pista.

No digo nada al desconocido y volteo hacia la oficina.

No quiero verme más tonta, ¿Cuánto tiempo llevará observándome? ¿Cuánto tiempo obstruí su camino?

—Vengo a inscribirme a la carrera de ahora —Digo directo, aunque no quiera, debo hacerlo para no verme más tonta.

—¿Tu nombre? —Pregunta la no agraciada secretaria de manera altanera

—Y/n —Digo, sé que no necesito decir mi apellido, no es necesario aquí.

—Muy bien, puedes usar una de las motos si no has traído la tuya, usa alguna sobrante de los demás corredores —Dice altaneramente dándome el pase, sin dar importancia, ni siquiera me ha preguntado si soy miembro, o quiero mi membresía.

—¡Siguiente! —Dice y mira al pulcro chico que va detrás de mí, porta su ropa con tanto estilo que me da vergüenza mi vestimenta hoy, y eso que es sencillo, pero en él, la ropa se realza.

Las facciones de la secretaria cambian y se vuelven coquetas y agradables.

Claro, el chico no es feo, es alto, con un cuerpo bien trabajado, y su aura misteriosa, además de su ya mencionado estiló, comparable con el de los F4

—¿Qué necesitas, tienes tu membresía, o necesitas que no sé, qué la trámite por ti?
¿Hay perdón tu, tu nombre? —Dice la ahora nerviosa secretaria coqueteando.

El chico Sonríe de lado, y estoy seguro de que lo hace al ver la diferencia de comportamiento.

—¿Cuál es el tuyo? —Pregunta sin contestar a la chica, con tono serio pero a la vez coqueto

Yo caminó unos pasos hacia la pista, pero aún escucho la conversación.

—¿Él, el mío? —Dice la secretaria ilusionada —Pues yo soy Dalia.

PerfecciónWhere stories live. Discover now