Problemas de por medio

473 35 57
                                    

Grimm saboreaba un poco del fruto fresco en una bandeja. Después de terminar su rutina al frente de sus espectadores, y ver que las lords estaban complacidas con el trabajo bien ejecutado de ella y sus subordinados, fueron invitados a comer con ellas en la gran mesa. Los súbditos de las mantis se retiraron y los demás asientos fueron disponibles para todos los de la compañía. Grimm, quien estaba acostumbrada a su buena alimentación (todas sus acrobacias consumían mucha energía y esfuerzo físico), aceptó de buena gana sentándose al lado del príncipe. Divine y Brumm le seguían mientras los demás tomaron los demás asientos restantes.

Era grato sentirse en un lugar importante. Para ella, las ventajas de tener una compañía no solo eran por el hecho de tener varios bichos que le admiraban y ser reconocida por varios sitios. Con unas buenas impresiones e influencias, pudo ganarse varias confianzas entre los puestos altos de Hallownest y más allá. No era para una ganancia personal (que igual podría pues la idea se le vino varias veces a la cabeza), mas si para el mantenimiento y el constante trabajo de sus allegados al negocio del entretenimiento.

Hollow y una de las lords platicaban amenamente sobre futuros proyectos a la aldea. La mantis tenía un entusiasmo que a todas luces delataban su positivismo al camino que se dirigía su hogar. Hollow, que de seguro escuchaba de forma atenta cada sugerencia al igual que aportaba lo suyo, estaba estoico y con una expresión que rayaba de lo gentil a lo astuto. Puede que tuviera la máscara, pero su trabajo lo tomaba tan en serio como fuese posible.

Volvió a comer otra fruta. Esta vez fue jugosa y algo pastoso. Lo dulce le hacía salvar que lo escupiese, pues era un sabor agradable al gusto.

Las hermanas de la mantis que hablaba con Hollow escuchaban con atencion. Una de ellas perdía algo de interés, ya que sus ojos giraban de tanto en tanto hacia arriba u otra dirección. Comprendía que de seguro ya se estaba establecido con anterioridad las planificaciones, pero su hermana estaba tan absorta en las posibilidades que no dejaba de hablar de ello con el príncipe. Eso le hacía sonreír, pues demostraba que las lideres no solo eran duras y agresivas, sino también tenían su lado civilizado y hasta agradable. No a cualquiera se le muestra esas facetas si eres de alguien a quien debes respetar. Si la mayor se comportaba de esa manera, era por que de seguro hubo un cambio. Y la hermana solo estaba cansada de ello y quería hacer lo propio. ¿Irse a entrenar? ¿Dormir? ¿Algún deber real? De todas las suposiciones solo le hacían ver que estaba divagando, pues ni le conocía.

Dejó de verla y su vista se fijó en la otra hermana. Ella, a diferencia de la anterior, prestaba completa atención a la plática de los dos principales. Aportaba una que otra palabra, ya sea a favor de la hermana o un punto de vista de Hollow. Se veía a todas luces el interés. Y no hubiera tenido problema con ello, si no fuera por lo que vio en ese momento.

Sus ojos.

Dejó de masticar la fruta y prestó más atención.

La postura estaba en dirección, no hacia su hermana o ambos. Bajó la vista y observó que iba directo a Hollow. La posición de las piernas, el torso y la cabeza iban en dirección hacia el príncipe. Checó también su cuerpo. Su expresión corporal. Hombros encogidos, brazos juntos, cuello algo ladeado, ojos entrecerrados, media sonrisa; conocía esas señales porque son parte de las expresiones físicas que hacía con Hollow para llamar su atención.

Sus cejas se movieron un poco, en una señal de irritación.

Aun con todas esas señales, con toda esa evidencia al frente de ella, no habría tenido problema al respecto. A fin de cuentas, a veces el cuerpo expresa cosas que uno de forma inconsciente hace sin saber o tomar en cuenta ello. Todo eso habría pasado por alto si no fuera por aquellos ojos.

Recordaba una vez en la adolescencia. Estaba en la zona central de la carpa horas antes de hacer una presentación. Tanto la arena como los asientos para los espectadores estaban vacíos, y solo la llama del fuego escarlata alumbraba el escenario que estaría a completa oscuridad si no fueran por esas cuatro antorchas que estaban estratégicamente alrededor de la zona.

El Príncipe y la BrujaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon