18. El regreso triunfal del rey

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-¡Se ha tirado él solo! -exclamó Anna viendo que Aitor estaba en el suelo después de que Gabriel le robara el balón-. Lo he visto todo, deja de fingir.

-Anna, ¿no ves que le duele? -preguntó Riccardo al lado del chico, Gabi frunció el ceño.

-Por Dios, no puedo aguantar más con este en el equipo... -susurró ella-. Gabriel, diles que no has hecho nada. Estoy segura de que el entrenador y Jude lo han visto.

-Solo le he robado la pelota, lo prometo -comentó el de cabellos rosas.

-¡Es Gabriel, no le haría daño ni a una mosca! -exclamó la chica, pero parecía que el equipo ya había formado una opinión de lo que había pasado. Riccardo ayudó al chico a levantarse del suelo, después hizo como que se iba a caer de nuevo. Anna rodó los ojos, si no era un imperial, no sabía qué demonios hacía ahí y por qué parecía que quería acabar con el puesto de Gabriel en el equipo.

-No culpéis a Gabriel, de verdad, estoy bien -dijo Aitor. La chica se acercó al banquillo y agarró su cantimplora para beber un poco, odiaba a las personas que iban de mosquita muerta.

-Calmemonos un poco, venga, todos a entrenar -ordenó Riccardo, acercándose a la chica-. Anna, no sé qué te pasa con Aitor, pero deberías solucionarlo, no quiero que esto perjudique al equipo...

-¿En serio, Riccardo? La última vez que jugué contra él me tiró al suelo, a Gabriel también le ha hecho lo mismo varias veces y ahora finge ser él la víctima. No soporto a las personas así.

-Habrá sido un accidente, no le des mucha importancia -dijo él, Anna frunció el ceño, pero como no quería seguir peleando con él, suspiró y volvió a lo suyo, pasando cerca de Aitor, que agarró su mano sonriendo.

-Anna, quiero que sepas que te admiro mucho, eres una gran jugadora. -La chica le miró de arriba abajo y alzó una ceja.

-Your pitty games won't work with me, just stop it -susurró ella, intentando liberar su mano.

-Yo que tú controlaría ese genio, o iré a por ti la próxima vez. -Aitor deshizo el agarre sonriendo tétricamente. -¡Tan amable como dicen, eres un amor, Anna, gracias por todo!

La chica se alejó todo lo que pudo del novato, acabando al lado del eximperial. Anna se agachó para atar sus zapatillas y agarró un balón.

-Anna, ¿entrenamos juntos? -preguntó Victor.

-Oh, claro -respondió ella.

-Me gustaría entrenar el Aguijón letal, falló la primera vez contra el Cala Pirata, así que he pensado en usar tu Pantalla de luz. -La chica asintió. -Vlad me preguntó por ti el otro día, yo le dije que estabas bien.

-Podemos ir a verle hoy al hospital, no tengo nada que hacer de todas maneras -dijo Anna, creando una barrera de luz delante de la portería.

-Perfecto -susurró él-. ¡Aguijón letal! -El balón rodeado de sombras impactó contra los haces de luz de la supertécnica de Anna, haciéndole imposible la entrada a la portería. -¡Otra vez!

El par repitió el choque de supertécnicas varias veces más, pero la chica no le dejaba marcar, estaba comenzando a desesperarse.

-Una última vez, Anna -dijo, ella asintió hiperventilando, ambos estaban igual de cansados.

-Pantalla de luz -susurró, volviendo a hacer su supertécnica.

-¡Aguijón letal! -gritó él. El tiro rompió la supertécnica de la chica, que cayó al suelo, agarrando su cabeza del dolor-. ¡Anna! ¡Anna!

Victor se acercó a ella preocupado, la chica no paraba de temblar, Mark corrió hacia ellos con un semblante serio, no era la primera vez que la chica se sobreesforzaba delante de él.

the edge of dawn | riccardo di rigoWhere stories live. Discover now