XVII

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Tanto…
Tanto tiempo perdida, ya llevan un mes entero sin salir de esa sofocante casa que cada día tenía más agujeros por los gusanos.
Era asqueroso, incómodo y repugnante.
Le resultaba demasiado molesto a ambos, y aún peor a la desquiciada adicta a la limpieza y el brillo.

Es decir, Cindy.

Cada maldito día la demonio se dedicaba a limpiar todo lo posible el hogar, no logrando ni limpiarlo ni mejorarlo, simplemente pudriendo aún más la madera que ya era hogar de termitas.
Allí seguro está el abuelo, el tío, el tataranieto, el yerno y el cuñado.
Y todos con sus respectivas familias, claramente.
Día a día se frustraba aún más, y el hecho de que ya casi llevaran más de 20 días encerrados allí le ponía los pelos de punta.

Jura que en cualquier momento el hogar se desplomará y hará a los humanos pancakes de carne.
Ugh, qué desagradable…

– Cindy.

Ay no… ya hasta empieza a escuchar voces…

– Cindy…

¿Acaso la falta de limpieza la había vuelto esquizofrénica?

– Cindyyy…

Es mejor no pensar en es-

– ¡Cindy!
– ¡A-ah! ¿Q-qué ocurre?
– ¡Deja de mirar a la pared! ¡¿Acaso escuchaste lo que te dije?!
– … Uhm… ¿No?
– …

La castaña le miró con cierto recelo, entrecerrando sus ojos mientras le miraba.
No era porque la estuviera juzgando -que también-, sino que debía de forzar su vista.

– … ¿Y eso? ¿Dónde están tus lentes?
– Debajo tuya.

La morena señaló a los pies de la demonio, lugar donde se veían sus lentes aplastados por las elegantes botas negras con agujetas de la pelirroja, quien igualmente miró la escena con recelo.

– … carajo-
– Ahora estoy ciega por tu culpa, muchas gracias.
– Ush, tampoco es tan grave…
– ¿Grave? ¡Cindy, no puedo ver a 5m de distancia!
– ¿Cuántos dedos tengo aquí?

La demonio levantó su mano derecha cerrando en un puño todos sus dedos, dejando ver apenas dos: el índice y el corazón. Lo que para ella sería algo demasiado fácil de responder para la castaña no lo fue, quien se quedó pensando un rato en qué responder.
Ahí justamente pensó seriamente las consecuencias de su actuar, comenzando a sentirse desesperada por cada segundo que pasaba sin que la joven respondiese a su pregunta.
Notaba su esfuerzo al entrecerrar sus ojos, cuestionándose seriamente si lo hacía por broma o realmente estaba más ciega que un topo.

Finalmente, luego de 5 dolorosos minutos la castaña respondió.

– ¿Tres?
– … casi.
– Oh, entonces no estoy tan mal.
– Ajá… claro… – rio nerviosamente, mirando a otro lado –. B-bueno, ¿Quieren que les traiga algo?
– Quizás a Camellia, yo no quiero nada.
– ¿Y Camellia? Hace rato no lo ve-
– Está dormido.
– … o.

La demonio quitó sus pies de encima de los pobres lentes, los cuales recogió y tiró a la basura.
Fuera de que los cristales estaban totalmente rotos el marco estaba partido a la mitad, con una de sus patas rotas.
Ya no había manera de que fueran útiles.

– Te prometo que intentaré conseguirte otros lentes.
– Para eso necesitaría una cita con el oculista.
– ¡No es necesario! Ustedes pueden usar toda clase de lentes, ¿No?
– …
– … ¿No?

La castaña simplemente se fue hacia otro lado, dejando con las palabras en la boca a la pobre pelirroja, la cual simplemente se dedicó a seguir limpiando el hogar.
Rasby se dirigió a la habitación del erizo de mar, entrando con cuidado antes de acostarse al lado de este, mirando al techo.
Le daba igual si lo asustaba, quería quedarse ahí.

★ Why Do You Love Me? ♪ [Camellia × Reader] ♪ CANCELADAWhere stories live. Discover now