XIII

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ATENCIÓN

Desde aquí comenzarán temas sensibles y ciertamente incómodos para muchos.
Y no me extraña.

Si no te gusta esta clase de temas entre los que se encuentran:

- Maltrato
- Tortura
- Abuso
- Violación
- Ideas suicidas

Por favor, retírate de este libro.
Es por tu propio bien.

Ahora, dicho eso.

Continúa con tu lectura.

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. .
. . .

– … Ngh… –

Lentamente abrió sus ojos, parpadeando múltiples veces para poder acostumbrarse a la poca luz del ambiente, cosa que contrastaba con el brillante foco que iluminaba a ambos.
Intentó moverse, pero sus brazos estaban inmóviles y sus muñecas atrapadas.
Asustado intentó liberarse, pero sus piernas estaban en el mismo cuento.

Trató de tocar aunque fuera lo que estuviera aprisionando sus muñecas, pero lo único que sintió fueron pequeñas manos heladas y suaves.
Se asustó, eso no lo va a negar.

Su respiración aumentó considerablemente, tanto que se podían escuchar sus jadeos aterrados entre tanto silencio de ultratumba.

Pero, de repente, entre tanto silencio una quebrada y desesperanzada voz se dejó escuchar, helando su piel como si de estar en medio de una ventisca fuera.

– No lo intentes… no hay caso… –

¡Era (T/N)!
Pero… ¿Por qué sonaba tan desesperanzada?
Lograba incluso quebrar el corazón del pobre Camellia, transmitiéndole esa desesperanza y tristeza.
Pero también duda.

¿Qué ocurre?
¿Dónde están?
¿Qué pasó?
¿Por qué está así?
¿Quién es el responsable?

Eran demasiadas preguntas, tantas que incluso lograban marearlo.

Parece que llevaban ahí un rato pues la menor ya había visto bastantes cosas en esa habitación, aún y con la luz únicamente enfocándolos a ellos.
Eso sí, ahora le duele excesivamente la cabeza y los ojos.

Con calma pero tristeza se dispuso a informar al mayor sobre todo lo que ocurría en ese momento; desde el hecho de que están secuestrados hasta los detalles que ella pudo ver en la habitación.
Por suerte a la lejanía había visto varios brillos que reaccionaban con la única luz de la habitación.

Parece que esos eran los lentes de ambos.
Una fortuna ya que ninguno de los dos puede ver sin sus lentes.

Maldita miopía.

Por suerte el gran señor todopoderoso se apiadó de ellos pues la puerta comenzó a abrirse de nuevo, pero ya no era el maldito demonio hijo de puta o sus esbirros que parecen más prostitutas contratadas.
Esta vez entró una demonio más decente en cuando al vestir, aunque seguía teniendo ese aura de maldad que tanto caracteriza a estas almas pecadoras.

La chica se acerca con cuidado a ambos sujetos hasta quedar enfrente de ambos, agachándose y sacando del bolsillo de su pantalón una llave brillante de color plata. Esta misma llave le permitió abrir las esposas que los tenían aprisionados en esas sillas.
Además de abrir las que tenían en sus piernas.

★ Why Do You Love Me? ♪ [Camellia × Reader] ♪ CANCELADAWhere stories live. Discover now