Capítulo 4: Tiempo

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Descargo de responsabilidad:

Amphibia y sus personajes pertenecen a Matt Braly. Este es un universo alterno, todos los personajes tienen más de 17 años.

Advertencia:

Lenguaje vulgar, escenas con consumo de alcohol y mención sobre drogas.

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La primera vez que Marcy Wu comenzó a darse cuenta que algo era diferente en ella, fue durante uno de los recreos del 5to grado, las chicas de su clase, incluidas sus dos mejores amigas Sasha Waybright y Anne Boonchuy, habían estado pasándose un cuaderno con cien preguntas a lo largo de toda la semana, estas preguntas iban desde la fecha de cumpleaños hasta la cantidad de mascotas y los detalles de sus trabajos y hogares soñados.

El cuaderno había llegado a ella por medio de su casillero, se supone que la persona que había escrito antes en él, debía de entregártelo de forma anónima, para que de esta forma fuese difícil saber quién había escrito qué en sus páginas.

Pues aquello pretendía hacer el juego más divertido.

Aunque en su opinión, quizá podría ser problemático, sobre todo porque, al menos ella, ahora no podía dejar de pensar en ¿Cómo diablos habían abierto su taquilla?

Pero bueno, lo importante es que por fin había llegado su turno.

La pelinegra echó un vistazo alrededor, todos los niños jugaban o conversaban metidos en sus propios asuntos, mientras ella se sentaba bajó un viejo árbol completamente sola.

Ese día sus amigas estaban atrapadas en sus hogares, pues se habían contagiado de varicela un par de días antes, y como ella ya había padecido la enfermedad cuando era una bebé debido a un brote con sus hermanos, ella no estaba recluida en su habitación con una comezón del infierno.

La escuela era menos divertida cuando ninguna de las otras dos niñas estaba alrededor, sobre todo Anne, quien tendía a pasar más tiempo a su lado, ya sea escuchándole hablar sobre sus videojuegos o contándole sobre bandas de K-pop que había descubierto en internet.

Entonces sin mucho ánimo comenzó a ojear el cuestionario, mientras le daba una mordida al sándwich de atún que su madre le había empacado y logró distinguir la caligrafía de Sasha en los primeros renglones y la de Anne unas cuantas hojas después.

No se fijó demasiado en sus respuestas, pues la mayoría de ellas ya las sabía, así que con un gesto aburrido se dispuso a contestar.

Las preguntas no eran nada del otro mundo, eran cosas normales, como su comida favorita, su animal favorito, cosas de ese estilo.

Y entonces llegó a una sección de preguntas que iban dirigidas a un tema en concreto, romance.

La azabache se preguntó por qué las niñas de su edad comenzaban a interesarse en esos temas con tanto fanatismo.

No lograba entenderlo.

"¿A quién besarías, con quién saldrías y con quién te casarías?"

Marcy frunció el ceño, pues aquella pregunta carecía de todo sentido.

Ella ni si quiera podía responder la pregunta sobre si le gustaba algún niño, mucho menos podía responder con quien le gustaría compartir sus responsabilidades económicas y su vida.

La niña giró el lápiz entre sus dedos e hizo un puchero.

Pensó y pensó, repasando mentalmente los rostros de todos sus compañeros varones, francamente ni si quiera le gustaban, los niños eran ruidosos y molestos desde su punto de vista, siempre corriendo, siempre peleando o retándose a comer cosas asquerosas.

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