Capítulo 15

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Daniel nota el ambiente tenso, pero no se queda sin actuar, no es su estilo.

Me quita las llaves y pasa por mi costado saludando cordialmente.

—Buenas noches.

Se acerca sin dudar a la puerta quedando frente a frente a Reesler. En otro momento esto me parecería interesante de ver, pero ahora solo puedo sentir nervios. Da una vuelta a las llaves en su dedo para dar a entender lo que quiere.

El castaño me mira, no entiendo lo que me intenta transmitir por su mirada, pero recién ahí reacciono. Cuando sus ojos caen en mí me muevo.

Doy un paso al frente y su mirada recorre mis piernas desnudas.

—Podemos hablar brevemente ahora pero primero... déjennos pasar a mi casa -excluyo el nombre de Daniel a propósito y les doy una mirada al resto.

Cooper se sigue sin mover y por la forma en que se reacomoda Daniel en su lugar sé que se está enfadando.

Ninguno de ellos habla y el que interrumpe el paso al departamento no se doblega ante mi exigencia.

—No —dice tras unos segundos Tyler —. No es necesario hablar ahora. Mañana como dijiste, mejor.

Eso demuestra que nuestra conversación con Reesler no fue tan privada como creí, sonrío mirándolo con reproche y él me mantiene esa mirada sin remordimientos.

Alza las cejas y se mueve de la puerta cuando Poskler hace una señal con la cabeza. Daniel inmediatamente mete la llave en la cerradura y da un giro completo abriéndola. Una vez hecho esto se da la vuelta y extiende una mano hacia mí.

Me doy cuenta por la manera en la que presiona los dientes que está conteniendo una sonrisa.

Todo esto le divierte.

Desgraciado.

—Ya nos quedó claro qué andabas haciendo y por qué no debíamos preocuparnos por ti, Kenya. Volviste a lo mismo de antes, algunas personas no cambian —habla con sorna Mike cuando tomo la mano de Dan. Volteo la cara para mirarlo sin creerlo cuando pasa los dedos por su cuello haciendo referencia a los chupones que hay en el mío.

Mi cara se congela ante la intención de esas palabras y gestos. Fue con plena intencionalidad de ofender. Insinuó que lo único que hice fue acostarme con hombres y eso no es así. Y si así fuera ¿qué con eso? Es mi vida y puedo hacer con ella lo que quiera.

—¡Oye! —me intenta defender el moreno pero lo freno en seco con mis palabras.

—Uff, menos mal que lo entendieron. Se tardaron bastante, creí que había quedado claro cuando les ignore las llamadas, pero bueno... —dejo sin terminar la oración con tono prepotente mientras me limpio las comisuras de los labios y nos empujo a ambos hacia dentro —yo con uno mano en el pecho de Daniel— para cerrar de un portazo.

Me quedo inmóvil adentro. De pronto siento mucho peso encima, dejo que mi espalda se deslice por la puerta hasta terminar sentada en el suelo y me tapo la cara con ambas manos tratando de pensar.

Él deja caer las bolsas a un lado y prende la luz, ya que estábamos en la oscuridad, y se arrodilla a mi lado.

—No te pongas así Kenya —habla fuerte y le hago una seña para que baje la voz por si los otros no se fueron. Hace un ruido con la boca como si no le importara y habla aún más fuerte a propósito —. ¡No saben ni una mierda de lo que en realidad pasó!

—¡Da igual lo que se inventen solo baja la voz! —también grito.

—Debería lavarse la boca antes de insinuar algo así con tu nombre. ¿Estos son los tipos con los que querías que me reuniera para hablar de...?

Yo soy la claveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora