Cap 1.- Quiero conocerte, déjame mostrarte

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Hongjoong recuerda vagamente haber escuchado cuando era pequeño, alguna tontería sobre la importancia de que las escuelas tuvieran uniformes porque así se evitaba que los niños pobres fueran reconocidos como tal y que los ricos fueran por ahí haciendo alarde de la riqueza que sus padres acumulaban.


Al menos Hongjoong lo consideraba puras tonterías

Pero aquí estaba, de pie justo debajo de una puerta de hierro forjado, con nada más que un par de vaqueros rotos, una camiseta y una chaqueta con varias manchas de pintura, que parecía que era el diseño original de la prenda y no solo Hongjoong siendo desordenado mientras trabajaba. Sus zapatos deportivos no estaban desgarrados pero el original color verde se había desgastado con la suciedad y el tiempo.


Las personas que pasaban junto a él usando Gucci o cualquier otra marca que Hongjoong no podía pronunciar y lo miraban como si se tratara de un montón de basura colgando bajo su nariz o simplemente lo ignoraban por completo, como si no fuera más que una mancha en la pared que ni siquiera valía la pena voltear a ver.

Se echó el bolso al hombro un poco más arriba y caminó avanzó con un propósito. Dejando de lado las narices arrugadas y las miradas de asco, Hongjoong creía que el lugar era encantador. Y más valía que fuera así, después de todo lo que tuvo que atravesar para estar ahí.

Seis meses en ese lugar le habían dado confianza mientras recorría los lujosos patios que ocupaban todo el espacio disponible con serpenteantes senderos de piedra que conducían a través de un campus que haría girar la cabeza de cualquiera, sobre todo de alguien cuya idea de "lujo" era ir al gran centro comercial al otro extremo de la ciudad.


Hongjoong había aprendido a adaptarse al lugar.


Había aprendido a sobrevivir como alguien con un estatus claramente más bajo que el resto. Sin embargo, le había costado algo de tiempo entender cómo hacerlo. Si no hacía mucho ruido y si no causaba ningún alboroto, la gente lo dejaría en paz.


Así pues, el chico anduvo en silencio, evitando el camino principal y rodeando la parte trasera del "Edificio A" hasta la puerta trasera del "Edificio F". (El cómo esta gente asquerosamente rica no eran capaces de inventar mejores nombres para los edificios era algo que no lograba entender. Aunque, a decir verdad, había dejado de tratar de entender a la gente rica hacía tiempo ya)

Mientras caminaba a través de los pasillos, las personas lo miraban por encima del hombro o lo ignoraban, como siempre lo hacían, y Hongjoong tenía que preguntarse de nuevo, cómo demonios después de 6 meses seguía siendo la nueva rareza.
La gente rica llevaban vidas muy aburridas si él era la cosa más interesante que ellos se podían encontrar. Hongjoong había visto animales atropellados más interesantes en su camino a la tienda.

Su mochila estaba llena de libros y cuadernos (amablemente proporcionados por la escuela gracias a su beca, pues no había forma alguna de que pudiera costear una sola cosa de esas sin pasar hambre por un año entero al menos)

La gente siempre preguntaba (y por "gente", él se refería a todos los parientes o amigos de la familia vivos, aparte de su madre) por qué había elegido la Universidad Internacional de Seúl.

— ¿Por qué pasar por tanto por algo que te va a llevar tan lejos como lo haría cualquier otra escuela? — su tía cuestionó en su quinta llamada telefónica que Hongjoong falló en ignorar — No es tan especial, ¿por qué estás poniendo a tu madre en esta situación solo para obtener un diploma con un sello elegante?

Hongjoong se llevó una mano a los ojos, vigilando la puerta de la tienda de conveniencia para asegurarse que ningún cliente lo encontrara con su celular si entraba.

CHICOS POBRES CON CORAZONES RICOS... |ATEEZ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora