Capitulo #5

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Retomando su postura inicial vuelve a unir sus labios con los míos. Su contacto es suave al principio, pero luego, como si necesitara más, se apoya contra mí y me besa con ansiedad. Sus labios son cálidos y suaves, trato de aferrarme a los detalles, pero un sonido muy conocido hace que me sobresalte. El sonido de mi teléfono me hace volver a la realidad.

Tomo el pequeño bolso donde está mi celular, miro el identificado y es Andy. Respondo sin pensarlo – Dabi ¿dónde estás? Camil y yo estamos buscándote, ya es hora de irnos – inconscientemente miro a Nick, aquí hace demasiado calor. Tengo la cara ardiendo - te estoy esperando donde dejamos el carro – concluye Andy, después de un ok de mi parte, antes de colgar.

Tengo que irme – me levanto de la cómoda para poner en puesto mi ropa, percatándome que me falta algo así que extiendo mi mano para que me lo recrece – ¿qué? y que me dejaras así – señala su notoria entrepierna – quiero tenerlo de recuerdo, para cuando se vuelva a repetir – me dice yo me rio y niego con la cabeza – ven te acompañare a donde están tus amigos – toma mi cintura y salimos de la habitación.

Tenemos que hablar de lo que acaba de pasar – soy la primera en romper el silencio – no soy como las demás que vas a fiestas a coger con todo el mundo – hago una pequeña pausa mientas seguimos caminando – con esto no te estoy pidiendo una relación, pero creo que esto es imposible de que se repita – suspiro de impotencia, al visualizar el carro de Andy, cuyo dueño me espera apoyado en él.

Espera – toma mi mano – podemos conocer – mete su mano en el pantalón y saca su teléfono – puedes darme tu número y así podemos hablar, la pase muy bien contigo – apunto mi número de teléfono, una leve sonrisa se escapa de mis labios – se que no eres como las demás, tampoco quiero estar en una relación donde solo sepamos el nombre – pone su mano en mi cara – no quiero que esto que paso se olvide – con eso une nuestros labios.

Nos despegamos, para terminar de llegar a mi destino, al llegar nos despedimos de un piquito, Andy y Camil nos observan, pero trato de abajar la cabeza para que no se note mi sonrojo, al entrar al coche un ambiente incomodo se forma, sé que mis amigos quieren preguntan, pero al respetar mi espacio no se atreven así que decido dar el primer paso.

Está bien ya puede preguntar lo que quiera – ruedo los ojos al ver lo tan emocionados que están – pero si la primera pregunta que aran es si tuve sexo, la respuesta es no – la sonrisa que colgaba Camil de sus labios se esfumo, como el viento – pero nos besamos y me dio su número – omito la esa donde el me masturba.

Después de explicarles y omitir algunas cositas al fin llegamos a la casa, cada quien se va sus habitaciones, una vez dentro de mi recamara me dirijo al cuarto de baño para refrescarme antes de dormir, al terminar de hacer mi aseo personal

Y prepararme para ir a dormir cuando un parpadeo de luz llama mi a tención, indicando que he recibido una notificación.

Tomo el teléfono para saber de quién es, resulta ser un numero no registrado en mi lista de contactos – hola preciosa espero que estes bien, este es mi número, espero que sueñes conmigo – era Nick – innumerables mariposas se posaron en mi estómago, le respondo sin pensarlo – ya te registro, igual espero que sueñes conmigo – con eso apago mi celular para descansar.

Ver a todo el mundo correr y gritaren, desesperados, sin entender como había llegado hasta este punto. El sonido de disparo se escuchó, miro hacia los lados en busca del origen, cuando suena un segundo disparo, pero antes de que reaccionara sentí como un fuerte dolor me hace caer en el frio suelo. Pude divisar su silueta, las lágrimas comenzaron a brotar por mis mejillas ¿Así acabaría todo? Siento mis parpados caer, veo todo borro a mi alrededor, hasta que solo veo oscuridad.

Despierto bañada en sudor, otra vez el mismo sueño, suspiro de impotencia, giro la cabeza para ver el reloj que está en la mesita de noche que marca 10:50 Am. Tengo que levantarme, me auto consuelo, pero el fuerte dolor de cabeza me recuerda lo bien que la pase ayer, maldita resaca. Con toda la pereza me levanto y busco el botiquín de primeros auxilios en el cuarto de baño, para buscar esas pastillas mágicas. Cada paso que doy siento como si miles de agujas atraviesan mi cabeza. Prometo que no vuelvo a tomar, me repito una y otra vez, hasta encontrar las pastillas.

EtéreoWhere stories live. Discover now