C11. ¡Salud por los soñadores!

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Los latidos de mi corazón traidor y torpe me delatan de inmediato

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Los latidos de mi corazón traidor y torpe me delatan de inmediato. Él no puede sentirlo. Yo sí.

Y no sólo es emoción lo que siento cuando nuestros ojos se encuentran de nueva cuenta, también hay culpa. Culpa por estar emocionada de verlo porque Thomas no se lo merece, él menos que nadie merece sufrir.

—¿No?

—Cómo digas.—respondo.—Buenas noches, Aarón.—agrego un momento antes de dar media vuelta y huir a mi habitación. La seguridad que una puerta de madera con grosor de siete centímetros es jodidamente ferrea, nadie lo puede negar. Pero entonces su voz me detiene cuando flota hasta mí y penetra mis tímpanos.

—¿Asustada...?

Freno mis pasos de golpe y me giro para mirarlo una vez más.—¿Asustada?

—Las personas cuando están asustadas huyen.—me informa como si no lo supiera ya. Relamo mis labios tratando de darle un poco de tiempo a mi cerebro para que encuentre las palabras adecuadas, ganar esta pseudo batalla y poder irme, pero no sale nada. Todo lo que puedo hacer es mirarlo y es entonces cuando me doy cuenta de tres cosas, la primera, adoro ver sus ojos bajo la luz tenue que nos ofrecen los faroles laterales en las paredes del pasillo.

La segunda, Aarón Silvetti ahora me parece todavía más jodidamente apuesto, sus mejillas están salpicadas con algo de barba de por los menos tres días, sus labios parecen más rosados de lo normal como si el hombre hubiese pasado algunos minutos mordiéndolos para darles ese jodido color y su jodida sonrisa es mucho más confiada, lo cual de alguna manera me molesta.

Y la tercera, estoy de pie en medio del pasillo de un hotel, con pies descalzos, un short para dormir, una camiseta robada del closet de Noah y el cabello hecho un verdadero desastre mientras él parece un fuckboy salido de una serie juvenil de Netflix. Siento mis mejillas arder de la vergüenza y ruego mentalmente a Dios que la luz no le permita ser consciente del efecto que tiene sobre mí, porque sí, aunque no lo quiera aceptar, lo hace.

—No me digas.—me mofo.—No estoy huyendo, sólo estoy yendo a mi habitación para descansar como todas las personas normales hacen a esta hora...—él asiente lentamente.

—La noche es joven.—me sonríe.

—No para mí.—refuto.

—¿Eres un alma vieja?—cuestiona alzando una de sus cejas.—Vamos, Hazel, pensé que eras más divertida...

—Veo que sigues llamándome Hazel...—comento lo obvio. Aarón suelta una pequeña risita y asiente un poco.

—Eres muy observadora.—responde.—Me gusta llamarte Hazel...

—Odio que me llames Hazel.—le recuerdo.—Sólo dime Bel. O Belenn.

—¿Entones, Bel, quieres salir a beber un café...?—pregunta sin dejar de mirarme.

HAZEL #4 (Saga STARVING)|Aarón+BelennWhere stories live. Discover now