Capítulo 48: Aire

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La joven clavó los ojos en Judar y no precisamente en él, si no en el jugoso y carnoso melocotón que estaba degustando el Magi. El antojo la invadió de inmediato y no pudo evitar lamerse los labios al imaginarse ser ella la que estaba degustando tan apetitoso fruto.

—¿Tienes más? —preguntó Ari a Judar.

Judar enarcó una ceja y dejó de masticar la fruta, extrañado de que ella le hubiera hablado.

—Sí —respondió al cabo de unos segundos.

—¿Me regalas uno? —pidió Ari.

Aladdin y Alibaba se notaron sorprendidos ante la petición de la joven.

—No —contestó Judar mostrando una sonrisa victoriosa.

Ari infló los cachetes y le dedicó una mirada de molestia. No podía creer lo egoísta que era ese chico.

—Judar, no seas avaro. Dale uno —ordenó Hakuryuu.

—¡Pero son mis melocotones! Que ella consiga los suyos —rebatió el Magi aferrándose a la mochila.

—Entonces dale uno de los míos —dijo Hakuryuu casi perdiendo la paciencia con Judar.

El Magi refunfuñó, buscó en la mochila y de mala gana le lanzó el melocotón a Ari, quien no tuvo problema en atraparlo.

—¡Gracias! —dijo Ari, observando maravillada el fruto.

—De nada —respondió Judar con desagrado, pues tenía un melocotón menos, aunque fueran de Hakuryuu, había planeado quedarse con todos.

—No te estoy agradeciendo a ti, tacaño —le contestó Ari, enseñándole la lengua, sorprendiendo a todos, especialmente al Magi de pelo negro. Luego enfocó su atención en Hakuryuu—. Es a ti, por tu noble corazón. Muchas gracias —le sonrió sincera y luego se dispuso a comer su melocotón.

Hakuryuu se quedó de una pieza, incluso dejó de remover la sopa. Había sido un gesto lindo por parte de la chica.

—¡Está delicioso! —exclamó Ari, encantada— ¿Quieren probarlo? —invitó a sus amigos.

—Ey, ey, ey —interrumpió Judar—. Mas te vale disfrutar del único melocotón que obtendrás de nosotros, y que te quede claro que no soy tacaño.

Hakuryuu rodó los ojos.

—La comida está lista —avisó Hakuryuu, tomando unos platos en los cuales empezó a servir.

Aladdin de inmediato se dispuso a ayudar a pasar los platos.

Alibaba empezó a soplar a su comida.

—¿Y tú Hakuryuu no vas a comer? —cuestionó el rubio.

—Claro, ya estoy por servirme —dijo Hakuryuu.

—Yo estoy lleno, los melocotones me quitaron el hambre. Ustedes coman, mientras iré a dar una vuelta —habló Judar.

—Nadie te pregunto —expresó Ari molesta ante la arrogancia de ese Magi.

Judar estaba tentado a demostrarle a esa chica lo poderoso que era, seguro no le duraría ni un segundo, pero tuvo que contenerse cuando Hakuryuu le lanzó una mirada cargada de significado. Solo era cuestión de un momento para dejarlos atrás y que su candidato obtuviera el Djinn. Gruñó por lo bajo y mejor se dispuso a volar para buscar una salida.

Francamente, no soportaba a esos tres. Ojalá pudiera hacer que les cayera una plancha de hielo encima. Sería muy fácil, sin embargo, ver a Aladdin le despertó la curiosidad de ver qué tan fuerte se había convertido el pequeño. Estaba muy ansioso por demostrar sus poderes también y que mejor que con alguien como Aladdin, aunque seguro no estaba a su nivel, pero al menos le daría un buen combate.

Magi: The New Magic AdventureWhere stories live. Discover now