Familiar

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—Capítulo IV—

La fiesta empezó en el hotel más alto de Bahréin y desde ahí  todo empezó a caer en caos.

Estaba el ascensor junto a Carlos subiendo lo pisos uno por uno lentamente. No podía evitar recordar mi encuentro con Leclerc hace a penas unas horas y la conversación que él había tenido con Mattia.

¿Qué estaban ocultando?

Aún si no supiera la respuesta a esa pregunta, estaba dispuesta a encontrarla.

—Tu primera fiesta —comentó Carlos todavía dentro del ascensor.

Estaba nerviosa pero intenté ocultarlo.

—¿Se vuelven muy locas? —pregunté mientras jugaba con mis manos.

—Definitivamente.

—Ay Dios —intenté decir el voz baja pero Carlos fue capaz de escucharlo.

Las puertas del ascensor se abrieron y característico olor a cloro me llegó. Estaba lleno de gente bebiendo, bailando y pasándoselo bien, además había una piscina en donde pude ver a Daniel Riccardo flotando claramente borracho, pero él no era el único piloto de hecho estaban casi todos excepto cuatro: Verstappen, Checo y Pierre Gasly; a los que no les fue muy bien el la carrera.

¿Y cuál es el cuarto, Noelia?, estaréis preguntando. Ese es, para mi suerte, Charles Leclerc.

—Qué raro —comentó Carlos mientras caminábamos hacia la fiesta—, hoy no vino Charles. Al menos no tendrás que estarle cuidando.

Ladeé mi cabeza hacia él.

—¿Por qué lo dices?

Carlos soltó una carcajada como si hubiera estado recordando una memoria suya.

—Se pone muy borracho.

Caminó hacia una barra y en inglés pidió dos shots con un nombre extraño, eran de color rosa y tenían un olor a fruta. Con un shot en cada mano caminó hacia mí y me ofreció uno. Negué con las manos.

—No, pero gracias —sonreí apenada.

Pareció sorprendido.

—¿Eres menor?

—No, no, claro que no —respondí tras una risa nerviosa—. Es que no bebo.

Sacudió la cabeza con una sonrisa marcada en su rostro.

—Venga ya —gesticuló con las manos y parte del líquido de los shots cayó al suelo—. Es tu primera fiesta, es obligado.

Intenté pensar en una manera amable en la que decir no, pero luego me di cuenta: no quiero decir no. Estoy en una puta fiesta de pilotos de la fórmula 1, claro que me quiero beber.

—Vale, vale —tomé el shot de su mano—. Pero no voy a beber mucho, que te tengo que vigilar.

Tragué saliva y luego me bebí el trago. Ya no había vuelta atrás.

***

Luces de colores. Eso era todo lo que veía.
Música a todo volumen. Eso era todo lo que oía.
Me bebí un shot. Eso era todo lo que sabía.

300km/h | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora