Capítulo 52. En la madrugada

Начните с самого начала
                                    

Andrew asintió y se levantó del banco guardándose el móvil en el bolsillo trasero del pantalón, ya se ocuparía de eso más tarde.

Se acercaron al paseo marítimo dónde la feria de arte bullía de vida, habían decenas de puestos donde artistas de Miami exponían y vendían sus obras.

—¡Mira qué bonito!— exclamó ella emocionada nada más llegar.

Había todo lo que alguien pudiese imaginar, pintores, escultores, gente que hacía tallas con madera flotante, diseñadores de ropa, hasta un chico que hacía tablas de surf personalizadas. Y entre medias había músicos, bailarines y puestos de comida que podían hacerle a cualquiera la boca agua en unos segundos.

—Esto seguro que le gustaría a Trish— dijo la chica señalando unos cuadros de animales hechos con arena de diferentes colores —creo que le voy a comprar este— Ally levantó uno en el que se podía ver un tigre.

—Seguro que sí.

Siguieron paseando y Ally no paraba de comprar. Un collar de conchas para su madre, una concha en la que había pintado un atardecer para Austin, una camisa hawaiana para Dez y una pequeña estatua en la que se podían ver un padre y una hija abrazados para Lester.

En una hora ya se había gastado casi doscientos dólares y Andrew simplemente la acompañaba en silencio sin comprar nada. Aún no sabía que iba a hacer con el dinero que había recibido, una parte de él queria devolverlo pero su parte racional le decía que lo necesitaba.

—¿Qué te parece esto?— le preguntó Ally sacándole de sus pensamientos.

Le mostraba un brazalete de plata en el que había incrustado un pequeño fósil.

—Es muy bonito aunque creo que te quedaría un poco grande con esas manitas de bebé que tienes— bromeó él.

—No es para mí idiota, es para tí.

—¿Para mí? No— negó él un poco avergonzado —no tienes por qué hacerlo.

—Venga, quiero que tengas un recuerdo de mí cuando vuelvas a Birmingham— se quejó ella haciendo un puchero.

Andrew sabía que era imposible negarse así que se dejó consentir un poco por su amiga.

—Es precioso, muchas gracias— dijo cuando el orfebre terminó de ajustárselo a su medida— déjame invitarte a algo, hace muchísimo calor.

—¿Un batido de frutas?— propuso Ally.

—Hecho, déjame que te ayude con las bolsas.

Ella le dió algunas de sus compras y se acercaron a un puesto de smoothies caseros y tras elegir las frutas que querían no tardaron mucho en estar saboreando esa delicia.

—¡Está helado!— rió Ally tras dar el primer sorbo y notar como se le subía el frío a la cabeza.

—Está riquísimo— añadió él con un suspiro de satisfacción.

Y más valía que estuviesen riquísimos porque no habían sido nada baratos, nueve dólares cada batido. Aunque no se atrevió a decirlo le parecía un robo a mano armada.

—Entonces... ¿ya tienes fecha para volver a casa?— preguntó ella repentinamente.

—No, aún no he comprado el billete.

—¡Pero si el curso termina dentro de nada!

—¿Tantas ganas tienes de que me vaya?

Andrew lanzó una pequeña carcajada con la pregunta pero en el fondo tenía miedo de que a Ally le diese igual si se iba o no.

When Future Becomes Past.Место, где живут истории. Откройте их для себя