|Cap ₃₁|¿Estás loco?

Start from the beginning
                                    

Él se agacha rápidamente y recoge mi celular, me lo extiende, guardando el suyo en su chaqueta sin antes cortar nuestra llamada.

—Estás aquí... —lo recibo, cohibida ante su presencia.

Ni si quiera me preparé. Estoy en pijama, usando un holgado pantalón de tela púrpura y una camiseta blanca de tiritas muy fina sin sostén. Mi cabello está desastroso, no tanto, pero sí algo porque no me he peinado. Ni si quiera me he duchado, ni si quiera me he lavado la cara y de seguro tengo lagañas en los ojos porque me desperté tarde, y sólo salí de la cama porque Tae venía a almorzar conmigo.

Sin embargo, su mirada no cambia. Nunca ha cambiado desde el momento en que nos conocimos. No me observa con desagrado ni mucho menos. Él sólo me mira, y una pequeña y rápida sonrisa aparece en sus labios.

Probablemente nunca me había visto así, ni si quiera aquella vez en que dormimos juntos en su casa. Porque no exagero cuando digo que ahora sí estoy desarreglada y a él parece importarle poco.

Quiero preguntarle tantas cosas, y al mismo tiempo siento miedo por escuchar sus respuestas.

—¿Vamos? —pregunta.

—Ni si quiera estoy bien vestida —bajo la mirada a mi ropa.

—Donde quiero llevarte no hay alguien que pueda verte, si es lo que te inquieta, ___.

—Ahora me inquieta el hecho de que no habrá nadie en ese lugar y puedas secuestrarme y luego asesinarme.

—¿Qué hiciste en esta semana? —sonríe mientras frunce sus cejas.

—Ver casos de asesinatos en el Investigation Discovery.

—Eso explica mucho.

Grande es mi impresión cuando veo su mano extendiéndose hacia mí. La veo. Veo sus largos y esbeltos dedos ante mi campo de visión y dudo en corresponder su agarre.

—Regresaremos en la noche, después del atardecer —hace un gesto con su cabeza, incentivándome—. No te preocupes por tu madre, ya le he dicho que te sacaría de casa por unas horas.

Así que hablaste con mi madre... ¿Con qué excusa le pediste permiso?

—Yo... —lo veo a los ojos.

—No pretendo obligarte.

—No lo estás haciendo, Jungkook.

—¿Entonces?

Boto aire por mi boca, y salgo de casa junto a él. Cierro la puerta tras mi paso y cedo, entrelazando sus dedos con los míos. Creo que nunca lo habíamos hecho, digo, tomarnos de las manos así y en un espacio abierto.

Se siente tan cálido como lo recordaba.

Su presencia se siente cálida.

Sus ojos también.

Jungkook va al volante, manejando por el centro de Seúl mientras yo observo por todas las ventanas del auto, un tanto ansiosa por nuestra parada.

Pronto, nuestro rumbo se desliza por una bifurcación. Por un camino, puedo ver a simple vista más edificios y barrios de la ciudad, y por el otro lado, sólo me percato de una colina muy inclinada que afortunadamente tiene camino de cemento, aunque no me sorprendería si no, ya que luce algo desolado.

Cuando llegamos arriba, el castaño aparca el auto en la cima y nos bajamos. Hay un poco de viento y ese hecho eriza los vellos de mis brazos, mi piel no tarda en hacerlo notar, pues varias marcas rojizas aparecen en ella, producto del frío.

En el espacio hay tierra, más tierra, y más tierra acompañada de pastizal verdoso.

Y cuando veo hacia el horizonte, se siente como si millones. No, no millones. Billones de miniparticulas rodearan mi cuerpo y se esparcieran por mi espesor, para hacerme sentir libre. Algo así como si fuera un pequeño pajarito que han liberado de su jaula en medio de la nada.

Filoaster | JJK [+21][✔] ©Where stories live. Discover now