∆ 1 ∆

328 25 4
                                    

∆ Megatronus... ∆

— General — dije en cuanto cruce la gran puerta de metal.

— ¿Qué sucede Megatronus? — me respondió en su tono serio y cortante de siempre.

— hoy comenzó la era dorada... — comenté en un tono sutil, pero sin rebajar mí postura.

Parecía confundido, recién ahí se digno a levantar la mirada, y verme a los ópticos. — ¿Y? —

Doy un leve suspiro en respuesta — y que me corresponde poder salir a dónde quiera por el resto del día de hoy —

El silencio inundó la habitación; no parecía comprender.

— con todo respeto, estoy en todo mí derecho a salir, y usted lo sabe —

Luego de unos momentos más en el incómodo silencio, volvió a hablar, dándome la respuesta que quería oír.

— si, tenés razón, volvé antes de que se ponga el sol, ¿Quedó claro? —

Asentí, hice una reverencia, y salí del coliseo. Camine y camine por las iluminadas calles por la luz de la luna, hasta llegar al inicio de un camino, y si no me equivocaba, por ahí podía llegar a la bella ciudad de Iacon. Ignorando la mirada de temor de varios ciudadanos, todo era hermoso, hace cuanto que no ponía un pie en esta maravillosa ciudad. Cuando por fin llegué a un lindo parque, tenuamente iluminado por las farolas, y en completo silencio, me senté en una banca, que, para mí sorpresa estaba en muy buen estado, y como todavía era temprano, no habían muchos bots cerca, así que solo me límite a escuchar el silencio; disfrutando la bella paz. Suspiré aliviado, por fin tenía tiempo para mí...

Ojalá hubiera cerrado la boca, pues no duró mucho, mayormente por un fuerte estruendo que venía de un callejón a unos cuantos metros de ahí. Me volteé para ver qué pasaba, y me llevé una sorpresa al ver cómo tres mechs metían a un callejón a otro bot.
No quería arruinar mí día peleando, pero decidí ir a hacerlo. Me levanté y lo primero que hice antes de entrar al callejón fue ver si estaban armados, para mí desgracia, si, pero no era la gran cosa. No eran más que unos bandalos con la típica arma que te encontrás en cualquier basurero.
Hablando de basurero, ese lugar era repugnante, y pensar que hace no mucho estaba relajado en una banca, ahora solo podía sentir el aire contaminado por el olor a basura, los grafitis no faltaban, había uno por cada pared; y ni hablar de que apenas y si podía distinguir mí sombra; era horrible, casi y como mí primera celda.

Una pequeña parte de mí decía que debía de irme, y dejar que las cosas siguieran tal y como tenían que ir, pero como era tan diminuta, no le dí importancia, y simplemente fuí a ayudarlo.
No fue tan complicado alejar a los mechs, en cuanto lo hice, escuché susurros a mis espaldas, los ignoré por completo, y fuí a ayudar al pequeño bot.
Sentí como mí sparck se aceleraba, ¿Era esto un sueño? Era tan pequeño... Posiblemente le doblaba el tamaño, lo cual lo hacía ver demasiado vulnerable; tenía una hermosa pintura de rojos y azules claros, apenas iluminada por el pequeño rayo de luna que lograba penetrar la separación de los edificios, y una mirada tan tierna, que podría pasarme toda la vida admirando.

— ¿Estás bien? — estaba embobado, hasta podría decir que esto era mejor que la droga. No podía parar de verlo.

No respondió; podía verlo temblar, acaso... ¿Me tenía miedo?
Antes de ofrecerle mí mano, sentí como algo me golpeó duramente la espalda. Gruñí, casi me había olvidado de los mechs. Los haría pagar por lo que hicieron.
Me levanté, me troné el cuello, y se desató una pelea, en la cual obviamente, gané, no salí ileso, pero gane de todos modos.

Un amor embriagante | Transformers | (Descontinuada)Where stories live. Discover now