𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟎: Tú no eres Adama

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❛ It turned into something bigger

Somewhere in the haze, got a sense I'd been betrayed


𝟏𝟎.

𝑽𝑶𝑺𝑭𝑰𝑳𝑳 𝑴𝑶𝑹𝑻


La vida parpadea de vez en cuando, en especial si corres de un lugar a otro sin ser del todo consciente de por qué estás corriendo, ni de hacia dónde vas. Así se sintió el tiempo para Adama Howell a partir de su nuevo puesto dentro de la policía nacional de Vosfill Mort, una isla que luego de tantos años volvía a su perpetuo estado de peligro. La noticia de la muerte del comisario se esparció más rápido que la pólvora, y explotó de diferentes maneras. Entre comentarios de pena, tristeza y sentimientos de injusticia, se filtraron también los primeros indicios de un «retorno», de una posible «venganza», solo que no se mencionaba del todo a quién se referían.

Merwick siguió con esa mierda de humor intolerante y aumentó incluso más las exigencias a sus agentes. Nunca volvió a hablar con Adama sobre sus sentimientos, pero ella notó que cada noche conducía hasta el cementerio, donde pasaba horas, por no decir que madrugaba allí, siempre a un lado de la tumba de Keith Wayne, James Burt, e incontables personas más de las que Adama no había siquiera escuchado hablar.

Aunque intentaba mantener tan oculta su historia y las cosas que le afectaban, muchas otras se desvelaban por sí mismas sin mucho esfuerzo. Raymond no parecía tener más familia aparte de Charlotte. ¿Realmente era posible que alguien lo perdiera todo y aun así siguiera en pie? Tal vez eso explicaba en mayor medida porqué le desesperaba tanto la idea de volver atrás.

Parte de su nuevo puesto implicaba que ahora Adama Howell tenía libre acceso a llevar consigo el mismo armamento que el resto de oficiales. Eso y que, por otro lado, empezó a estar al tanto de la situación que atravesaba la isla... con detalles algo más concretos que sólo lo que escuchaba de los oficiales.

Merwick siguió reuniendo a su malla en el norte para aplicarles entrenamientos cada vez más exigentes, además de simulaciones de atracos y persecuciones. Su actuación seguía siendo tan fatal que el mayor logro del primer día fue formar una línea recta. No podían responder con eficacia ante el peligro, en especial los oficiales que hacía poco habían sido incorporados. Los inspectores tampoco daban abasto intentando instruirlos, y en la mayor cantidad de ocasiones el peso de la culpa caía sobre ellos. 

Todo empeoraba momento tras momento. El grupo que secuestró a Adama atracó dos bancos en días consecutivos y ambos resultaron exitosos, en uno perdiendo a todo el cuerpo de policía durante la huida. Detalles como estos, a los que antes Howell no tenía acceso, solo hacían que ahora comprendiera mejor el nerviosismo de los oficiales al descubrirse tan incapacitados. 

Resultó ser que Merwick tenía las mafias y bandas de Vosfill contadas de principio a fin, manteniendo el contacto con al menos un infiltrado en cada una, y en aquellas que no, tampoco parecía necesitarlas. Por eso llegó a su conocimiento que una de las bandas del Este tenía algún tipo de deuda con una nueva mafia y que, para pagarla, asaltaron una gasolinera. Ese mismo atraco también resultó exitoso y huyeron con facilidad, pero lo que hacía ruido de toda la situación era... ¿por qué una banda insignificante debía dinero a una mafia nueva que tenía poco y nada que ver con Vosfill Mort? Bueno, en resumen, porque por supuesto que de nueva no tenían nada.

Entre las sombras, Adama Howell siguió teniendo acceso a información que escapaba de la mano de Dios, es decir, del Superintendente. Algunos oficiales llegaron a mencionar que ante las mayores exigencias de Merwick, varios miembros del cuerpo de policía habían tratado de renunciar, pero que él se los impedía. También que, en consecuencia, empezaban a intentar mezclarse con las bandas. El día que ella se atrevió a contárselo en uno de sus informes, Raymond puso un freno al cuerpo entero durante el entrenamiento, el cual interrumpió para recordarles a cada uno de ellos que la forma de ponerle fin a sus vidas sería única y exclusivamente sirviendo en el cuerpo de policía.

NEVADA: Las dos caras del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora