Capítulo dos: El mundo es bastante pequeño.

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Simplemente desastroso, esa es la palabra que describe mis primeras palabras con Jeon Jungkook, y todo por culpa de mis amigos. Sin embargo, ahora quiero arreglarlo, un motivo más por el qué acercarme a él, simplemente tengo muchas ganas de saber como es él. La curiosidad sigue vigente ahí dentro de mi.

Mis amigos dicen que me gusta, y que está mal, porque siempre se rumoreó de él que es un chico que se mete en problemas todo el tiempo, que es grosero y violento como ningún otro pero... Yo no había visto ni una sola vez a Jungkook hablarle alto a una persona, ni siquiera hablaba más de tres palabras y ya dicen que es grosero, tampoco es violento, siempre está solo, y al estar solo, ¿a quién le va a pegar? ¿a una mesa? Eso hasta yo lo hago cuando estoy furiosa.

Todos eran rumores que pasan de una boca a la otra simplemente porque no habla, no socializa, pero estoy segura, segurísima de que es por algo, él tenía algo en su mirada ayer que me miró que me dijo que ese algo lo perturba todo el día.

Cuando acaban las clases me dirijo a mi casa, mamá y Taejoon deben de estar esperándome con una cena espectacular. Simplemente de pensarlo se me hace la boca agua, me derrito, y hoy, que me había tardado de más, tenía un hambre voraz. Camino por la acera de mi cuadra con la música en mis audífonos, tarareado la letra de Stay de Justin Bieber, dejándome llevar, no era muy amante de él, pero debía de admitir que tenía canciones muy buenas.

Antes de entrar por la portada de mi casa, me detengo a ver como frente a la mía hay un auto de mudanza, ¿nuevos vecinos? Esa casa había estado sola desde que tengo memoria, y por fin alguien la iba a habitar. Entro cerrando la portada y también la puerta seguida de la casa, una vez dentro me quito mis zapatos para colocarme las sandalias de andar y camino hasta la cocina.

—¡Buenas Omma, llegué! —anuncio y mi madre, que efectivamente está haciendo la cena, sonríe girando para mirarme.

—Hola mi niña, ¿cómo te fue en la escuela hoy? —pregunta limpiando sus manos y acercándose a mi para dejarme luego un beso en la frente de bienvenida.

—Bien, como siempre, Somi volvió a reprobar matemática, ¿te lo crees? —le comento, ella sonríe un poco, yo agarro una galleta que hay en una fuente encima de la barra que separa de la cocina y me la llevo a la boca.

—Denle tiempo, se a estado esforzando —mi mamá tan comprensiva como siempre la defiende.

—Claro —hago una mueca —Por cierto ¿quiénes son los vecinos? Todavía están bajando cosas —menciono, ella se pone a hacer lo que antes hacía pero sin dejar de prestarme atención.

—La verdad es que estaba pensando llevarle pasteles de arroz en la noche, se apellidan Jeon, son solo una mujer un chico joven, mas o menos de tu edad —asiento, ida, hasta que me doy cuenta.

—¿Jeon? —preguntó sin creerlo.

—Si, eso me dijo la vecina de al lado, sabes, la chismosa —se ríe pero yo no puedo imitarla —¿Puedes buscar a Taejoon? Ya está la cena —asiento intentando disimular mi impresión.

El mundo es bastante más pequeño de lo que uno cree. Eso sin duda alguna.

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Still with you › jjk ✓Where stories live. Discover now