CAPÍTULO 29 DESPEDIDA

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Carlos
Yo no tuve cabeza para nada más, me fui al hospital con mis hijos y con mi hermana. Sé que Mateo se hizo cargo de la situación, y aunque deseaba estar con mi hermana, se quedó para hablar con las autoridades y cerciorarse de que esa mujer y su amante pagaran por lo que habían hecho.

Los siguientes días tuve que prestar declaración, ellos estaban detenidos y todo el peso de la ley caería sobre ellos. Ninguno tenía escapatoria, las autoridades tenían los videos de las cámaras de vigilancia, ahí ellos hablaban sin reparo de los planes que tenían para mí y mi familia, además de las amenazas contra Eliza y mis hijos y el maltrato de que eran objeto, a Melanie se le agravó la situación por atentar contra dos menores de edad y por intento de homicidio en contra de mi hermana. Eso ya no eran simples planes, eran hechos, además, plasmados en una cinta de video.

Pasaría demasiado tiempo en prisión, me apenaría por ella, pero no lo sentía, ni siquiera por sus hijos que se habían quedado solos y no me hubiera importado hacerme cargo de ellos, pero después de ver sus actitudes con mi hermana y con mis hijos, definitivamente no los quería cerca de ellos, por suerte para ellos los padres de ella vinieron a hacerse cargo y se los llevaron, resultó que ellos eran un matrimonio humilde y ella siempre decía que estaban muertos, sentí pena por ambos, se les venían grandes problemas, esos niños eran dos personas más a quien cuidar y alimentar, además de educar y sobre todo, con el mismo carácter que su madre.

Todo lo sucedido me hizo darme cuenta de tantas cosas y una de ellas era que no debería de ser egoísta, esa gente iba a necesitar ayuda y se las iba a dar, no por Melanie, ni siquiera por sus hijos. Si no por esa pareja que, a pesar de los desplantes de su arrogante hija, ahora que los necesitaba ahí estaban. Me di cuenta de que, de verdad eran gente de muy escasos recursos, les prometí ayuda económica y me conmovió su actitud agradecida, me hubieran besado los pies de haber podido, me di cuenta de la gran necesidad que tenían y aun así se estaban echando a cuestas la responsabilidad de dos personas más, era increíble, y me recordaron a mi hermana, era la forma en la que ella actuaría. Sé que si yo o alguno de mis hermanos viniéramos a ella necesitando ayuda, nos la daría, aunque eso significara aún más sacrificio de su parte.

Mateo
Nunca pensé que mi acción temeraria fuera a desencadenar lo que sucedió después.

Las consecuencias fueron inesperadas, lo admito, sabía que molestaría a Melanie al proponerle matrimonio a Elisa, pero no imaginé en qué proporciones.

En estos momentos me encuentro en el hospital, hace un mes de mi osada petición y como consecuencia ahora estoy impaciente en la sala de espera, hoy darán de alta al amor de mi vida, mi hermana Georgina está con ella para ayudarla a vestirse, mis padres están abajo cuidando de los pequeños gemelos, mientras que Carlos pasa a saldar la cuenta del hospital.

En este momento quisiera ser ya su esposo y ser yo quien esté a su lado, no concibo la vida sin ella, mi familia la ha aceptado muy bien y ella, aunque al principio se sentía cohibida ante ellos, se dio cuenta de que la apreciaban de verdad, ahora, se llevan muy bien y eso me encanta.

Yo me la llevaría ahora mismo, pero sé que no quiere dejar a su hermano solo en estos momentos, los niños están muy apegados a ella y aunque él ya contrató a una niñera, ellos necesitan un poco más de su tía. Yo estoy consciente de ello y no la voy a presionar.

Mis padres y mi hernana regresan en dos días más a casa, Carlos los ha invitado a quedarse en su casa y ellos han aceptado. Los amo, nadie pensaría que son personas tan importantes, porque actúan con una sencillez que deja sorprendidos a quienes saben quiénes son.

Yo, ni pensar en regresar, me quedo a su lado, desde aquí puedo manejar mis negocios y los que no, que esperen. Ella es mi vida y mi futuro y todo lo que haga de aquí en adelante será por ella. Así que si pierdo algunas ganancias no tiene importancia con tal de que ella se sienta apoyada y querida.

Elisa
Después de casi un mes en el hospital, por fin estoy en casa, y aunque fue mucho tiempo, las dos primeras semanas no me di cuenta porque me mantuvieron sedada pero la última, fue increíble, no solo estaba Carlos conmigo, también Mateo, que no se separó de mi casi en ningún momento, también me permitieron ver a mis sobrinos, el tenerlos ahí me levanto el ánimo.

Lo que me dejó sorprendida fue la visita de los padres y hermana de Mateo, jamás imaginé que ellos se interesaran en mí, fueron tan amables y tan comprensivos. Pensé que cuando supieran de dónde provenía, saldrían de ahí despreciándome, pero no lo hicieron, como no lo hicieron cuando les dije que apenas si sabía leer y escribir, me preguntaron acerca de mis padres, y les conté todo, sentía esa confianza con ellos, y al igual que yo no entendían porque mis padres nos negaron la educación a Fabián y a mí.

_ ¿Cómo es entonces que sabes leer y escribir? - me preguntó ella.

_ Sola. - dije. _ fijándome en lo que mis hermanos hacían y viendo sus libros.

_ De verdad te admiro. - dijo él. _ eres una gran mujer y mi hijo tiene mucha suerte de tenerte.

No pude contener las lágrimas al escuchar eso, ella se acercó y me abrazó.

_ Vamos a ser muy afortunados de tenerte como nuestra hija. - dijo ella, en ese momento entro la hermana de Mateo.

_ No sé por qué del abrazo. - se acercó. _ pero me uno. Jaló a su padre y los tres me abrazaron.

Cuando se separaron de mí, lo vi, Mateo nos observaba complacido desde la puerta.

_ Les dije que era una gran mujer. - se acercó y pasó su brazo por mis hombros. Me miró a los ojos y me besó.

Cuando nos separamos estaba muerta de vergüenza, pero vi los rostros de ellos tan felices tan complacidos que lo único que pude sentir fue dicha, su familia no me rechazaba, era gente tan sencilla como la de mi pueblo y eso me dio paz y confianza.

Ahora los estamos despidiendo en la puerta de la casa, se marchan, pero su madre me advirtió que empezará a organizar todo para nuestra boda. No me atreví a decirle que aún no le doy el sí.

_ Es un gusto haberte conocido. - me dijo su padre estrechando mi mano y luego envolviéndome en un fuerte abrazo. _ si mi hijo te deja escapar es un tonto. - sonrió antes de alejarse.

Yo solo atiné a sonreír.

_ Te esperaré con ansias. - dijo Georgina la hermana de Mateo, cuando nos separamos del abrazo de despedida que me dio. _ Recupérate pronto para que puedas acompañar a Mateo a nuestra casa y yo pueda enseñarte tantas cosas. - me sonrió alegre. - serás la hermana que tanto he deseado.

_ La estás asustando. - se acercó Mateo y la rodeó con sus brazos. _ vamos te están esperando. - la urgió. Ella lo abrazó con fuerza y él le dio un beso en la frente. _ cuídate y pronto nos veremos por allá.

Ella se despidió y subió al auto donde ya los demás la esperaban.

Cuando se hubieron marchado,  Mateo tomo mi rostro entre sus manos. Cerré mis ojos y sentí su toque suave y tierno, luego sentí sus labios sobre los míos, me estaba besando y yo aunque aún inexperta correspondí, se que me faltaba tanto por aprender, pero él era buen maestro y me tenía paciencia, rodeé su cuello con mis brazos y me perdí en su beso.

Capítulo dedicado a Juan, esposo de una de mis hermosas lectoras @ DanielaPachaodeAngel que junto con ella han alegrado mi vida y han hecho volar mi imaginación. Gracias Juan por ser participe de mis historias a travéz de ella y gracias Daniela  por compartirme tus peripecias con tu caballero de brillante armadura.

NOTA:
Subiré el Epílogo hoy en el transcurso del día. Saludos.

LA SIRVIENTA/No. 1 De La Serie: HERMANOSWhere stories live. Discover now