CAPÍTULO 3 ¿TE PUEDO AYUDAR EN ALGO?

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Elisa
El día amaneció triste y sombrío, el cielo está cubierto de nubes, generalmente me gustan los días lluviosos, me recuerdan mi tierra, pero ahora siento una opresión en el pecho, como si algo malo fuese a suceder. Sin pensarlo marco el teléfono de Fabián, pero no contesta. Estoy preocupada por él.

Es medio día, las cosas están muy tensas por aquí, todos andan vueltos locos por la fiesta de esta noche, como siempre Melanie me dejó el cuidado de los niños, y me ordenó atender a sus hijos en todo lo que necesitaran para que estuvieran presentables, sin contar con que ella misma me trae de arriba para abajo con sus asuntos, incluso me ha puesto a atender sus llanadas personales, pero no le puedo decir que no, porque inmediatamente se queja con mi hermano y para como anda hoy, no quiero tener enfrentamientos con él y menos como me siento. Fabián no ha contestado mis llamadas, hablé al teléfono de su jefe en el rancho, y prometió llamarme si sabía algo, pero no lo ha hecho.

Dentro de unas horas empezarán a llegar los invitados y menos voy a tener tiempo de volver a llamar, sobre todo si se me hace de noche.

Mateo
La noche ha sido desastrosa para mí, no puedo decir lo mismo de Carlos y su esposa, ellos están felices, me han presentado a medio mundo y aunque mi humor es pésimo he tenido que sonreír durante toda la noche. Por más, que me he esforzado y he estado atento, no he podido encontrarme con la chica de la mirada triste, lo que me lleva a deducir que, o no vive aquí, o es alguna empleada que está asignada a alguna otra tarea fuera de esta recepción. Lo peor del caso es que traje conmigo a Rita, no podía venir solo y aún así, se me han acercado infinidad de mujeres tratando de llamar mi atención, la mayoría aun estando sus maridos cerca. A veces la sociedad es un asco, será que yo creo en el matrimonio y en el respeto dentro de él, mis padres me han dado ese ejemplo, pronto cumplirán cuarenta, años de casados y mi hermana y yo siempre los hemos visto amarse y respetarse uno al otro, quizás por eso es que aún permanecemos solteros, ellos han dejado unas expectativas muy altas. Estoy conversando con unos empresarios y de pronto escucho la voz de Rita, no quiero que me localice, estoy cansado de ella, se ha pegado a mi como un imán.

Por fin logré alejarme un poco de ella, así que me despido con cortesía y me alejo por el extremo opuesto de donde la escuché. Sin querer salgo a un espacioso jardín, la noche es cálida y afuera corre un aire ligeramente fresco, respiro profundo y camino para alejarme un poco del bullicio. Estoy algo alejado, miró hacia la casa, concretamente hacia donde se encuentran las habitaciones, casi todas lucen con las luces apagadas, miro de nuevo, quizás en una de esas ventanas aparezca ella, pero no. Estoy a punto de marcharme cuando observo una silueta a lo lejos, me acerco, es una mujer, esta quieta, no voltea, me acerco más y la llamo.

Ella voltea y mi corazón da un brinco, es ella, pero sigue inmóvil.

_ ¿Se encuentra bien? - preguntó. Ella me mira y limpia con rapidez una lagrima que corre por sus mejillas. No puede disimular que ha estado llorando y me parte el corazón.

_ Si. - dice con timidez.

_ ¿Te puedo ayudar en algo? - insisto, sé que algo le pasa.

Ella me mira, sé que duda si pedirme ayuda o no.

_ No. - dice por fin. - se nota que su lucha interior sigue a pesar de haber dicho que no, no lo puede ocultar, es tan transparente.

_ De verdad. - digo. _ no importa que sea. Si te puedo ayudar en algo lo haré.

Veo como se resiste, pero al fin habla.

_ ¿Tiene teléfono? - dijo apenada. _ ¿Podría hacer una llamada? - se pone roja.

_ No sé si reír o llorar ante su actitud, es tremendamente tierno el ver su angustia por una llamada, para ella es un mundo el pedir ese favor. Sin dudarlo le extiendo mi teléfono y espero. Ella lo toma y marca un número, al parecer no le contestan y veo la desilusión en su rostro, no sé por qué, pero me alegro de que no le hayan contestado, la verdad es, que siento celos, celos de que le esté marcando a su novio, ella se vuelve a mi apenada.

_ ¿Puedo hacer otra llamada? - pide sonrojada de nuevo.

_ Por supuesto. - digo y me alejo unos pasos para darle privacidad. - ella parece agradecerlo.

Desde lejos observo que marca de nuevo, lo hace varias veces y al parecer no obtiene respuesta.

Se acerca a mí y me entrega el celular.

_ Gracias. - dice y sus ojos reflejan angustia.

Estoy por preguntar que le sucede y si puedo ayudar cuando se escucha la voz de Melanie, la esposa de Carlos llamando a una tal Elisa, por la actitud de ella deduzco que es a ella a quien llama.

_ Me tengo que ir. - dice apenada. _ le agradezco su ayuda. - y sale casi corriendo perdiéndose dentro de la casa. Yo regreso al interior, me siento feliz de haber tenido la oportunidad de verla, solo por eso vale la pena el haber hecho el sacrificio de estar en esa recepción, y en ese lugar, con toda esa gente, incluida Rita. Y aunque me quedo a disgusto por saber que algo la angustia y no la pude ayudar, estoy feliz, se en donde la puedo localizar.

Elisa
Salgo corriendo hacia donde Melanie me llama, no quiero ni pensar el escándalo que armará si ve que estoy con uno de sus invitados, ya está muy molesta conmigo por el hecho de encontrarme haciendo una llamada a mi hermano y aunque ni siquiera se concretó, me arrebató mi teléfono y me lo quitó.

_ Te lo daré cuando no te distraigas y atiendas todo lo que te pedí. - había dicho furiosa. _ te necesito sin distracciones. - había dado la media vuelta para marcharse. _ ¡ah! y ni te aparezcas por el salón. - se volvió altiva. _ tu hermano quedaría muy avergonzado si alguien te ve y sobre todo si se enteran de que eres su hermana. Si sabes que él es alguien muy importante y respetado en este lugar, ¿verdad? - la miró con desprecio. _ no lo arruines. - se había dado la vuelta y se había marchado.

Ahora me buscaba de nuevo y no sería para nada bueno.

_ ¿En dónde te metes? - me gritó furiosa.

Yo solo escuché. Empezó a darme instrucciones, yo la escuchaba a medias porque mis pensamientos estaban en aquel atractivo hombre que había intentado ayudarme aun sin conocerme. Seguramente era alguien importante, porque Melanie y mi hermano no invitarían a alguien que no consideraran digno.

Mateo
Cuando me dirigía hacia el interior de la casa, pasé cerca de ella, la esposa de Carlos le estaba llamando la atención, supuse que por haber estado conmigo, por lo que le decía y por su actitud con ella me di cuenta de que era parte del servicio y me compadecí de ella, debía de ser un suplicio tener una jefa como ella. Suponía que Carlos debía tratarla de otra forma, él se veía diferente a su esposa, pero quizás me equivocaba, si estaba casado con ella, tal vez sería porque eran iguales.

LA SIRVIENTA/No. 1 De La Serie: HERMANOSWhere stories live. Discover now