Cada quien ama una película, ya sea por su historia, personajes e incluso modo de animación ¿no es así? A tal grado que crees que es la mejor película de la historia.
E incluso, en varias ocasiones, queremos vivir la historia en carne y hueso, pero...
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Los demás chicos, Pez y Zapato se despertaron y estábamos listos para tomar el autobús que nos llevaría hasta Clarksville ya que ese está más cerca de la ciudad donde condenaron a los diez años de prisión a Stone: Richmond:
–¿Segura que llevas todo?– preguntó mi padre por enésima vez
–¡Que sí padre! ¡Llevamos todo y el dinero que me obligaste a tomar!– grité algo molesta, ya sé que dije que extrañé a mi padre ¡no que haya extrañado las preguntas que siempre me hacía cuando me preparaba para ir a la escuela!
–Muy bien.
–Espero que esos locos no nos hayan seguido.
–No te preocupes por eso, esta habitación está muy bien escondida gracias al mueble que la esconde.
–¿Y cómo encuentra comida señor Pérez?– preguntó Norman
–Al principio traje de mi casa algo de comida.
–Con razón ya no había arroz y mi madre me culpo porque pensó que lo había utilizado lo que quedaba para mi película– dije. ¡¿Por qué mi madre me tiene que culpar de todo e incluso cuando olvida donde dejo las putas llaves de la casa?!–. Cuando no volviste en todo el día empezó a pensar que tú tomaste todo el arroz.
–Pero suelo robarme algo de la comida que preparan en la cafetería.
–Bueno. Ya tenemos que irnos si no queremos perder el autobús.
–Cynthia.
Ay no... ¡¿por qué?! Dije que extrañé a mi padre no su dialogo:
–Y recuerda: siempre mira hacia los dos lados ya que hay algunos que no respetan el sentido al cual van, no te vayas hacia las grandes multitudes, no aceptes dulces de cualquier extraño...– empezó
–...si alguien quiere secuestrarte no dudes en gritar como en aquellos gritos que te llegan al alma, no te distraigas y recuerda siempre que me tienes que decir donde estas para que no vaya al trabajo de tu madre para pensar que te pasó algo malo– dijimos mi padre y yo al mismo tiempo
Sí. Me sé todo su diálogo de memoria:
–Ya se padre– dije, queriendo ir a ayudar a mis amigos
–Solo te recuerdo– dijo como si fuera de las primeras veces que me lo dijera si me lo dice desde que tengo memoria e incluso cuando iba al jardín de niños con tan solo cinco años en el autobús me lo decía
Me acerqué para darle un rápido abrazo y me separé de él.
Mi padre fue a lo que parecía una puerta para deslizarla y que se viera la salida:
–Nos vemos, Cynthis– me dijo mi padre
–Nos vemos, padre. Y vas a volver a Houston conmigo, quiera mi madre o no– dije a pesar de que uno diría que eso sonó como amenaza pero en realidad era una advertencia que no son lo mismo
