8.0 Día Siete

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>3< Actualización >3<

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— ¿Enfermó? ¿Qué quieres decir con que mi hijo está enfermo? — Kuroo apretó la Tablet entre sus manos e inclinó el cuerpo hacia el frente, casi como si tratara de perforar con la mirada a la avergonzada persona que había tenido que verse obligado a darle una noticia tan terrible — ¿Qué le sucede? ¿Cómo está él? ¿Dónde lo tienen?

— Él, bueno...— la persona detrás de la pantalla, Akiteru, suspiró — Rei ha estado teniendo dolor de estómago desde que se despertó, no quiere levantarse de la cama; mi madre ya hizo que llamaran a un médico, debería estar llegando en cualquier momento.

— ¿Le duele mucho? No está llorando ¿Verdad? Y Ryota ¿Ryota está bien? Si los dos comieron algo en mal estado en el parque de diversiones o el acuario, entonces es posible que tampoco se sienta bien, tal vez debería hacer que el médico también lo revise ¿Ha mostrado alguna clase de síntoma?

— No, no, él parece estar más tranquilo; tomó el desayuno sin problemas y luego subió para cuidar de su hermano.

Kuroo se mordió el interior de la mejilla, no estaba seguro de que debieran descartar esa posibilidad tan despreocupadamente. El medico debería revisarlo y tomar muestras para un análisis completo, si lo dejaban ahora, entonces podría ser malo más tarde ¿Qué hora era? Miró su reloj, todavía era muy temprano en la mañana, si hacía que su asistente se moviera rápidamente, tal vez podría conseguir un vuelo para el medio día o quizá para la tarde.

Debería mover su agenda otra vez, iba a ser un poco complicado cuando volviera, pero eso no importaba ahora, nada podría serlo más que el pequeño niño que debía estar pasando por mucho ahora. Encontraría una manera de lidiar con todo cuando estuviera de vuelta, por ahora debería tratar de recordar dónde había dejado su pasaporte. No necesitaba preocuparse por la ropa, siempre podía comprar nueva y...

— ¿Puedes dejarme hablar con él un momento? Creo que sé que es lo que está sucediendo.

Kuroo giró, miró a Kei que estaba parado detrás del sofá dónde se encontraba y jadeó cuando este le arrebató la Tablet de las manos.

— ¿Qué? ¿Qué es? — Akiteru parpadeó y Kuroo lo miró con un millón de quejas y palabras atoradas en la mirada, sin embargo él rubio menor pretendió no notarlo y negó con la cabeza.

— Solo déjame hablar con él ¿De acuerdo? A solas.

Akiteru dudó, sin embargo aún subió las escaleras y entró a la habitación de los niños. No sabía que estaba haciendo ahora, hubo un pequeño intercambio de palabras al rededor, unos cuántos movimientos y crujidos, le dio la impresión de escuchar la voz de su madre, que alguien resoplaba, probablemente Ryota y segundos después, una carita rosada y linda apareció en la pantalla para saludarlo.

— Mami...

— No le digas mentiras a tu tío — él lo reprendió con un suspiro suave, sin sonar severo, sin embargo el pequeño niño rubio que se había llenado de alegría solo por poder verlo se encogió tímidamente y se mordió tiernamente el labio inferior — No está bien.

— ¿Que mentiras? ¿De qué estás hablando? Nuestro bebé está muy enfermo ahora, vamos a verlo rápido, si no nos damos prisa...

— Tus abuelos y tú tío te aman mucho — el rubio no se molestó en responder a la persona que amaba tanto a sus hijos que no se daba cuenta de nada y señaló la puerta de la habitación con el dedo. Obviamente lo estaba echando y aunque le dio la impresión de que estaba muy agraviado, Kuroo no tuvo más remedio que obedecerlo y abandonar pacíficamente el lugar — Si les dices que estás enfermo y te ven sufrir en cama, entonces van a estar muy tristes, no debes hacer algo así a las personas que te importan ¿Entiendes? No está bien, vas a hacer que se sientan traicionados y es posible que no confíen en ti la próxima vez ¿Eso te gustaría?

Diez DíasWhere stories live. Discover now