7.0 Día Seis

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>3< Actualización >3<

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¿No había nada demasiado especial? Acurrucado sobre una esquina del sofá, Tsukishima apretó el libro entre sus manos, percibiendo como un nudo desagradable también lo hacía en su estómago. No estaba seguro de que era lo que estaba esperando cuando se lo preguntó a Kuroo, era la primera vez que era tan directo, la primera en la que trataba de involucrarse en los asuntos privados del moreno. Los dos siempre trataron de respetar el espacio del otro, nunca trataron de tomar más de lo que deberían.

Fue muy fácil, ni siquiera recordaba si alguna vez tuvieron una discusión fuerte o un problema grave, tampoco si podría haber un momento en el que fuera tan incómodo. Ninguno estaba aquí para jugar a la pareja perdidamente enamorada, se apreciaban, pero sabían que no habría sentimientos más profundos. Kuroo siempre estuvo enamorado de otra persona y Tsukishima, ya que creció en un entorno lleno de amor, que fue amado desde el primer día de su existencia por toda su familia, realmente nunca se preocupó mucho por amar a otras personas o siquiera por enamorarse de alguien más.

Nunca se preocupó demasiado por nada más en realidad, no lo hacía mucho tampoco cuando se casó porque no tenía grandes expectativas en un matrimonio tan apresurado. Había vivido pensando en eso constantemente y no se suponía que nada debería haber cambiado. Se suponía que todo iba a ser como al principio y que el divorcio sería solamente un acto natural e inevitable que debería haber podido aceptar sin pensar demasiado, sin embargo lo hacía sentir incómodo.

Cada vez más incómodo, cada vez más inquieto, más ansioso, cada vez más y más extraño, como si estuviera asustado.

Se apoyó la mano sobre la boca y respiró pesadamente. Kuroo era suyo, no sabía en qué momento había comenzado exactamente a pensar o a sentirse de esa manera, pero Tsukishima ya lo sabía, sabía que lo veía como algo que era solo suyo, era un compañero con el que compartió diez años de su vida y también era el padre de sus hijos, pero también era su socio, era alguien por quién no debería haber sentido nada en primer lugar, alguien que no debería haberlo hecho sentir así, nunca.

Porque Tsukishima entendió que no le pertenecía en primer lugar.

— Nada demasiado especial — él se burló con una expresión de autodesprecio en el rostro — Mentiroso.

Esa vieja caja, Kuroo no la habría traído aquí, no la habría guardado con tanto cuidado o la habría alejado tan rápido de su alcance si no fuera nada especial ¿Creía que era un idiota? Tsukishima podría conectar todos los puntos después de que el tema del divorcio hubiera estallado esa noche, obviamente debía haber alguien más y si diez años no habían sido suficiente para él, entonces debía ser muy importante, tan importante que no le importaba tener que dar un paso como este.

La persona más importante para él.

Sonrió, sin embargo sus labios temblaron y no tuvo más remedio que morderlos para conservar su estabilidad. Inhaló, exhaló, se levantó del sofá, sin embargo vaciló, las manos apretadas en puños que se relajaron y volvieron a apretar espasmódicamente. Tenía un nudo en el estómago, empezó a sentirse tonto, se avergonzó de sí mismo, se sintió patético y extraño.

Tan extraño que no fue capaz de entenderse a sí mismo.

— Miko...— sus labios llamaron a la mujer que se movía tranquilamente hacía la cocina, provocando que se detuviera y lo mirara atentamente — No necesita preparar el almuerzo hoy...voy a salir.

Diez DíasWhere stories live. Discover now