VII

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La noche finalmente cayó en el esperado día donde el dios y la humana se reunieron con los hermanos de esta última

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La noche finalmente cayó en el esperado día donde el dios y la humana se reunieron con los hermanos de esta última. Como ya era tarde, ya iba siendo hora de irse a casa. Si bien era cierto que Kaori tenía alguna que otra habitación de sobra para la llegada de invitados a su casa, los hermanos insistieron en marcharse teniendo cuidado a la hora de volver.

Aceptando aquello, los casados en secreto despidieron a los mayores de los Tachibana, para finalmente quedarse ellos dos a solas.

—¿Qué te han parecido? —preguntó ella.

—Va a ser difícil ganarme a tu hermano.

Ella se mostró risueña, para después guardar sus propios brazos tras la espalda.

—Lo sé.

—Hina ha sido muy agradable. Estoy seguro de que se llevaría muy bien con Emma si se conociesen.

—¿Tú también has pensado lo mismo? —respondió con una suave carcajada.

—¡Es que tienen algo de parecido! —exclamó para reír también, junto a ella.

La mujer se sentó en el sofá de nuevo, mirando a su marido desde el asiento. Él fue con ella, sentándose a su lado. Ella no despegó la mirada de él, para así ponerle ojitos.

—¿Podemos quedarnos aquí a dormir? —preguntó Kaori haciendo un puchero.

—Hmmm... deberíamos volver.

Ella continuó poniéndole aquella enternecedora mirada, con la intención de poder convencerlo de aquello.

—... Bueeeeno, pero mañana desayunamos y nos vamos a casa.

—¡Bien! —celebró, para después darle un abrazo.

El pelinegro simplemente sonrió y acarició el cabello de su esposa. Sus manos, después, lentamente pasarían por el cuerpo femenino, hasta rodearla con sus brazos y corresponder su cálido abrazo.

—Ya sé. Para celebrarlo, ¿qué tal si pedimos comida a domicilio? —sugirió ella, quien tardó poco en sacar su teléfono móvil para usar una de aquellas aplicaciones para pedir comida.

El pelinegro simplemente observó a la mujer.

—Siempre me he preguntado... —cambiaba de tema él con curiosidad, acercando la mano hasta el teléfono—. ¿Qué es esto y por qué los humanos lo usan tanto?

—Aah. Es un dispositivo que te ayuda a comunicarte con otras personas, sin importar cuánta distancia haya de por medio —ella le enseñó un poco más su móvil—. Pero en los últimos años ya se usa para todo: para pedir comida como estoy haciendo ahora, para leer las noticias, escuchar música... vamos, una genialidad.

—Entiendo... siempre he visto ese dispositivo y nunca supe para qué servía. ¿Entonces ahí pedirás la cena?

—¡Sí! ¿Qué te apetece que cenemos hoy? Hay comida china, italiana, mexicana...

𝑬𝒍 𝒅𝒊𝒐𝒔 𝒚 𝒍𝒂 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒂 | 𝑀𝑎𝑛𝑗𝑖𝑟𝑜 𝑆𝑎𝑛𝑜 𝑥 𝑙𝑒𝑐𝑡𝑜𝑟𝑎Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang