Una Noche Movida

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El chirrido de la puerta al abrirse le tomó de improvisto. Un detalle que pudiera pasar desapercibido antes, pero en estos momentos se le hacía tan adecuado como sentarse en una silla con una tachuela en medio.

Respiró hondo cuando esta se abrió por completo, dejando ver su cuarto oscuro y sin luz. Relacionando su estado de ánimo con el ambiente desolado de su habitación.

Los pasos, pesados y lentos, siguieron hasta llegar a la cama, dejándose caer de frente y azotando de cara en su almohada. De dentro, un quejido de gusto y replica salió contenida. Volteo su cuerpo, mirando al techo.

Sentía el peso de sus parpados y el cansancio de su cuerpo. Una brisa fresca se filtraba por la ventana acariciando sus extremidades y relajándolo en constancia.

El día había sido ajetreado y batalloso. No es que fuera algo anormal en su estilo de vida. Ser un príncipe era un trabajo duro dentro de los estándares aristocráticos, pero el hecho que sea algo común en su día a día no significaba que no hubiera momentos de frustración, cansancio y fastidio.

Las mañanas siempre eran lo mismo: después de desayunar con su familia debía acompañar a su padre en las reuniones. Hablar sobre los gastos, términos de contratos, el presupuesto y las inversiones; era todo un tira y afloja entre discusiones y acuerdos gubernamentales. Escuchando y aprendiendo sobre las movidas y estrategias. No es algo que no tuviera ya experiencia, pero si iba a suplantar a su padre dentro de unos años, tendría que captar todo al derecho y al revés.

Después de eso, ir a practicas de aguijón con la Corte Pálida. Los cinco eran magníficos en su propio estilo. Dryya con su velocidad, Ze'mer con su grácil movimiento de espada, Hegemol y su poderosa maza gigante, Isma y su técnica impecable cuerpo a cuerpo y Ogrim con su dura coraza y ataques sorpresa. Él podía manejarlo uno a uno. Ya era alguien con conocimientos de combate, por lo que esos cinco enfrentamientos siempre eran el calentamiento.

Lo duro venía cuando eran los cinco contra él solo.

Usaba todo su arsenal. Desde técnicas de alma, hasta ataques de vacío y su aguijón.

La contienda no duraba mucho, pero era un momento explosivo. Rápido. Reflejos espontáneos y memoria muscular. Para cuando terminaban, era el único que quedaba en el suelo respirando agitado mientras los otros también respiraban con dificultad. Le felicitaban para después cada quien ir a sus deberes personales.

Una vez le preguntó a su padre el por qué tenia que hacer todo ese esfuerzo y si él mismo había hecho algo similar en el pasado. Él solo se dignó a mirarlo de arriba abajo con una mirada penetrante para luego darse la vuelta y caminar por el pasillo.

-¿Pareciese que soy alguien con cualidades físicas similares?

La vergüenza le invadió se sobremanera. Obvio, no podía compararse con un Wyrm en intelecto, pero a la inversa, tampoco podrían compararse físicamente.

Una ducha rápida y tocaba sus deberes con la familia. Convivir con todos sus hermanos y madre.

La paciencia de ella era de admirar. Cuidar y educar a sus tres hermanos era algo que no tenía idea del como lograba. Siempre que llegaba, una estampida de esos tres "mini yo" se le echaban encima a tal punto que respirar era difícil. Unos aplausos de la madre y todos se esparcían como si él mismo fuera algún tipo de corrosivo.

Y si debía admitir, tenía un favorito. No es que sus otros hermanos no les tuviera el mismo amor, pero él era especial. Congeniaban bien a pesar de la diferencia de edad. Añadiendo que se colgaba de su capa cada vez que podía. Le era gracioso y adorable a su punto de vista.

Curiosamente también ese favorito convivía también con su media hermana. Aunque mal humorada pero siempre con un temple y estoicismo digno de alguien de alta cuna. Cada vez que llegaba era saludada por su "segunda madre" y un abrazo efusivo de Ghost, su consentido. Con el rey, ella no tenía mucha paciencia, pues era un opuesto a su personalidad. Aunque en principios eran algo similares: responsables y dispuestos a resolver sus problemas por ellos mismos, una era flexible y de mente abierta mientras el padre era meticuloso y de mente cuadrada. Tan similares y opuestos a la vez.

El Príncipe y la BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora