-¿Qué es lo que quieres?, ¿acaso no te quedó bien claro que no puedes venir por tu hijo antes de que cumpla su mayoría de edad? Sabes que en estos momentos puedo llamar a alguien para que deje tu cuenta en cero, te quedes sin tu negocio y vayas preso por violación a la unidad privada.

-Pues pongamos bien claros los puntos "Señora de Rasspelb" - digo marcando bien el apellido y me levanto colocando las manos sobre la mesa - uno, tu mucama me dejó entrar, por tal motivo no estoy violando absolutamente nada. Dos, no sé si sabías que la bigamia, primero, es fácil de descubrir y segundo es ilegal. Mi niña, los papeles están en la mesa, tú me dices qué hacer. Aquí tengo mi abogado, ¿quién va preso, tú o yo? Que inicie el juego.

-Señora, tome asiento - dice mi abogado. Ambos nos sentamos viéndonos uno frente al otro.

-Me gustaría que ella - señala a Paula - no estuviera dentro de la conversación. Así que vete de mi casa.

-¡Ella no se va! - digo alterado.

Paula me agarra el brazo - mi amor, no te preocupes, habla lo que tengas que hablar yo te espero en el carro - me susurra al oído, me da un beso suave en los labios y se va.

Amo a esa mujer, me vuelve loco, lástima que ahora tengamos que pasar por todo esto.

-Bien señora, esto es lo que tenemos - mi abogado pone su maletín en la mesa, lo abre y saca unos papeles. - Aquí tenemos su primera acta de matrimonio - pone la mano encima de uno de los papeles -, la legal, y, que cabe destacar aún vigente, con el señor - se detiene a leer - Rasspelb. Luego por este otro lado, - pone su mano sobre otros papeles - unos años después, con mi cliente el señor Abbatelli. Por fortuna, logramos conseguir su acta de divorcio. Lamentablemente no con el señor Rasspelb sino con el señor Abbatelli. No está de más recalcarle que todo este tipo de información que aquí tenemos es privada o personal en su defecto, pero en el momento que entra a un caso penal, deja de serlo. Con esto le quiero decir que si intenta falsificar algún documento, dígase "Acta de divorcio con el señor Rasspelb" será encarcelada directamente ya que usted ha sido previamente investigada.

Phoebe.

Ya he marcado un par de veces y nadie contesta, deben tener en sus celulares unas mil llamadas pérdidas cada uno, pero es que ni Marco contesta, que supongo debe saber algo de ellos. Que frustrante.

Camino por la casa preocupada, dónde diablos estarán...

Prendo el tv para ver si pasó algo en las noticias y nada, al menos eso me tranquiliza un poco.

Apago el tv y entre el silencio, escucho un ruido, una música, ¡Oh dios! Mi teléfono.

Salgo corriendo a buscarlo y es mi mamá, me está llamando, atiendo lo más rápido que puedo.

-¡Mamá! ¿Todo está bien?, estoy muy preocupada.

-Si hija, disculpa que no te haya atendido antes, es que a Biagio y a mí nos salió una reunión de improvisto, pero no te alteres cariño, llegamos en la noche.

-Ma, ¿segura que todo está bien?

-Sí cariño. Supongo que no has comido, en el horno te dejé algo porque sabría que no llegaría a tiempo, ve a comer. Te quiero.

-Ok mamá y yo a ti. - cuelgo la llamada.

Bueno, al menos sé que están bien que era lo que más me preocupaba, ahora a quedarme en la casa sola hasta la noche, esa es una de las mil razones por las que extraño a Marco, sé que él me hubiese acompañado. Pero cómo no, él vive... Vivía aquí.

La tristeza me invade nuevamente, eso me hace recordar lo mucho que lo extraño, de nuevo se me quitó el hambre, solo quiero tenerlo a mi lado, quiero que me abrace y estar callados sumidos en ese abrazo, lo necesito tanto.

Subo a mi cuarto y comienzo a piano, una melodía triste, como lo que he estado tocando últimamente, pareciera que ya nada alegre saliera de mí, es como si mi felicidad se hubiese marchado a un lugar desconocido para mí, tal vez sea porque mi felicidad está con Marco, y a él estar lejos, pues lo que me queda de alegría se desvanece.

Sigo tocando, el tiempo pasa volando, no lo había notado, pero ya es de noche, si no fuera porque mi cuarto tiene ventana, jamás notaría que anocheció, miro el reloj de mi mesita y son las 8:41 qué raro que no han llegado.

Me decido a bajar para esperarlos mientras veo televisor.

No pasan unos minutos cuando escucho que tocan la puerta e inmediatamente se escucha que la abren. Por fin llegaron, estaba muy preocupada.

La primera en entrar es mi mamá, lo sé porque fue quien pasó primero tapándome la vista hacia el tv.

-Mamá, permiso, ya sé que llegaste.

Me sonríe y sigue hacia la cocina.

¿Qué se traerá entre manos?, es decir ella nunca llega tan sonriente de una reunión.

Luego pasa Biagio. Él al menos es consciente y pasa por detrás del tv aunque con la misma sonrisa que mi mamá.

Unos segundos después escucho que se cierra la puerta y unos pasos más caminando por la casa, ¿acaso hay alguien más?... De seguro es mi tío, tal vez se quedará a dormir hoy. 

No todas las Princesas visten de RosaWhere stories live. Discover now