Capítulo 22

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Phoebe

¿Quién será esa mujer?, ¿será que Biagio abandonará a mi mamá por ella?... No lo creo... Que extraño y qué será lo que quería con Marco, llevan ya como una hora hablando y lamentablemente desde mi cuarto no puedo escuchar nada, mi mamá tampoco me quiso decir quién era ni qué estaba haciendo aquella mujer en la casa, solo soltó un "sube a tu cuarto" y listo. No pude percibir la edad de ella ya que pasé rápido y estaba volteada... Y si tal vez... Tal vez sea una muchacha que Marco dejó embarazada en su pasado y ahora pide que él se case con ella... No puedo evitar que una lágrima salga de mi ojo gracias a mis pensamientos. Debo despejar mi mente, debo hacer algo, la idea de tener que perderlo el mismo el día que lo conseguí no me agrada para nada.

Me levanto y comienzo a tocar mi piano, una melodía muy suave y un tanto triste sale de las teclas.

La opción del piano no funciona, me hace sentir más triste y sin razón, aun no sé lo que pasa, es decir, me estoy precipitando a una situación que desconozco, tal vez solo sea algo tonto, una sorpresa que le tenían, tal vez una prima que viene de Italia, o tal vez alguien de Italia murió y vienen a darle la noticia de que él heredó una gran parte de la riqueza de aquella persona, qué sé yo.

Todo va a estar bien, todo va a estar bien, todo va a estar bien, repito hasta que una sonrisa se dibuja en mi rostro, sí, todo va a estar bien, la mujer misteriosa solo es una visita más y ya. Pronto él subirá y me contará todo lo que pasó y luego nos reiremos por mi paranoia extrema, ya que de seguro no es nada del otro mundo. 

Recojo mi cuarto un poco mientras Marco llega, me cambio la ropa de playa y me pongo mi pijama: un mono morado y una camisa sin mangas blanca con una mancha de pintura morada en el medio.

Escucho unos pasos, debe ser él, aunque no vienen para acá... No estoy muy segura, al dejar de escucharse los pasos, suena el golpe de una puerta como si la hubiesen cerrado con mucha fuerza, eso es algo que nunca había escuchado aquí en la casa, así que es probable que le haya pasado algo malo.

Siento como mi corazón se acelera y mi respiración aumenta, no puedo soportar estar así sin saber de él. No sé si ir a su cuarto, no sé si estará solo o acompañando, no sé si podría interrumpirlo, ¡maldita sea!, ¿qué hago?

Luego de quedarme unos cinco minutos pensando en qué hacer, me decido por ir a su cuarto, pero solo si escucho que no hay nadie, entro, si no, me regreso a mi cuarto y espero a que él venga.

Con cada paso que doy hacia su cuarto, mi corazón se acelera más, no sé si querrá verme o qué pasará... Estoy muy nerviosa.

Llego a su cuarto y apoyo mi oreja en su puerta para tratar de escuchar si hay alguien más, no se escucha nada, más bien parece que no hay nadie.

Abro la puerta poco a poco y con mucho cuidado, me asomo y veo una maleta abierta en la cama y mucha ropa regada, mas no logro ver a Marco. ¿Dónde estará?... Veo a todos lados y no lo consigo, termino de pasar y no hay nadie, solo la maleta y la ropa, cierro la puerta detrás de mí y me siento en la cama a esperarlo, tal vez bajó de nuevo a buscar agua o qué sé yo.

Luego de unos dos minutos se abrió la puerta del baño, ¿cómo no se me ocurrió que estaba ahí?, salió con solo con un paño en la cintura, ésto sí que no me lo esperaba...

—Pheebs, ¿qué haces aquí? Es decir, supuse que estarías en tu cuarto... — me dijo muy confundido.

Creo que debí haberme quedado en mi cuarto a esperarlo...

—Es que escuché tu puerta y como tenía más de una hora que no veía a mi novio quería saber qué era lo que pasaba. Y disculpa, pensé que estabas buscando agua o algo así... Emm, nos vemos en mi cuarto, te dejo para que te cambies y pues, luego me explicas todo esto — me levanto y justo antes de salir siento como Marco me agarra del brazo.

No todas las Princesas visten de RosaWhere stories live. Discover now