11.

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Se mantuvo en silencio mientras terminaba el café que se había servido. Su madre estaba a un costado, ya había terminado de ayudarle a comer. Realizó todo lo que debía en silencio, no se sentía bien. Parecía que los días pasaban con una lentitud que se hacía más pesada cada vez. Iba al instituto y luego pasaba a la biblioteca para no tener que volver a su casa. Ya comenzarían los exámenes, pero ni siquiera era capaz de concentrarse en ello. Lo único que pasaba por su mente era el rostro de Jungkook. Le extrañaba. Hace semanas no sabía del chico.

Ni siquiera lo había visto de reojo pasando por su casa. Era como si se hubiera desaparecido. Realmente estaba pagando el precio por cómo se había comportado anteriormente, pero Jimin creía que era demasiado. Se había visto a si mismo vagando por las calles que había visitado con su vecino, sin poder encontrarse de casualidad con la sombra del chico. Era estúpido. No tenía derecho alguno para sentir tristeza ahora que Jungkook había desaparecido de su vista, no cuando lo ignoró y entre ambos se erguía una nueva pared invisible que dejaba claro que las cosas no volverían a ser iguales.

Terminando el desayuno ayudó a su madre para sentarse frente al sofá. Ya debía irse al instituto. La mujer miraba hacia adelante, pérdida como siempre. Jimin le peinó el cabello con suavidad. Estaba largo, pronto tendrían que cortarlo. Dejó un beso en la frente de la mujer y cuando se dio vuelta vio a su padrastro mirándole.

— ¿A qué hora llegarás hoy? —le preguntó Chang Yoonhun con los brazos cruzados. Jimin soltó un desaire, no tenía ganas de hablar con él.

— Debo estudiar para mis exámenes, llegaré tarde.

Tomó su bolso y se lo colocó en el hombro izquierdo. Era mejor salir de ahí, sin embargo, su padrastro tenía otros planes. Cuando pasó por su lado, en camino a la puerta principal, el hombre le tomó del brazo con fuerza.

— Haz estado llegando muy tarde todos estos días, ¿no crees que es demasiado?

Cerró los ojos tratando de mantener la calma.

— Tengo que estudiar.

Trató de zafarse del agarre de Chang Yoonhun, pero este apretó los dedos rodeando su brazo. No pudo evitar temblar un poco. Cuando su padrastro se acercaba siempre sentía miedo y parecía que volvía ser un niño pequeño sin fuerza suficiente. Quería salir corriendo, lejos de todo. El tacto le quemaba, era tóxico.

— Vuelve apenas termines en el instituto —su padrastro estaba enojado, lo podía notar en la voz y sus manos—. No me hagas repetirlo.

Por fin le soltó. Jimin no quería pelear. Sabía que no había manera de salir ganando.

— Está bien —respondió, y fue directo a la puerta cerrándola tras de sí.

Sentía las piernas débiles, así que se quedó a un costado de la muralla esperando. Sin poder evitarlo miro hacia la casa del lado. Le buscó una vez más, esperando que apareciera. Mientras pasaban los segundos sintió ganas de llorar. ¿Qué esperaba? ¿Qué su vecino llegase de la nada y le preguntara una vez más si se quería ir con él? ¿No era él mismo quien le había rechazado? Ahora se quedaba ahí esperando algo que no llegaría. Antes de que las lagrimas empezaran a salir de sus ojos empezó a caminar rápido, directo a su instituto. Debía asumir las consecuencias de sus decisiones.

Por su mente pasó un recuerdo express. Durante su adolescencia, un viernes por la noche, su padrastro había llegado borracho a casa. Jimin se había encerrado en su habitación. Tenía trece años. Los golpes de Chang Yoonhun en su puerta lo tenían con las manos cubriendo sus oídos. El miedo podía sentirlo en su piel, recorriendo con lentitud. ¿Qué podía hacer contra aquello? No era capaz de pensar más allá cuando la voz de su padrastro era lo único que podía escuchar. Quería que todo se terminase. Quería parar con ello.

cómplice ☆ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora