—Espero que así sea... por que honestamente la tenía bonita.

Sonríe—Siempre hay mejores nena, te lo aseguro.

Después de desayunar, fuimos a dar una vuelta y después a la nueva casa de Ali, de verdad es hermosa, y es todo lo que ella se merece. Aquí podrá formar su preciosa familia, ya me imagino al pequeño bebé corriendo por este enorme jardín.

Estoy tan exhausta, me quito los apretados e insoportables zapatos, y hundo las puntas de mis pies en la fría agua de la piscina, fue relajador.
Suspiro y cierro los ojos un momento.

—¿Relajante?—una voz resuena por encima de mi hombro.

Volteo lentamente para encontrarme con unos ojos azules brillosos.

Daniel Harrison jamás había sido de mi total interés.
Era algo mayor que yo, muy guapo, eso jamás podía negarlo, pero siempre ha tenido novia, y resulta que su casi esposa es la hermana de mi mejor amiga.

—Muy relajante...

Sonríe, se quita los zapatos bruscamente, para después sentarse junto a mi.

Jadea suavemente al sumergir sus pies.

—Bueno, tiene razón, si es relajante.

—Nunca me equivoco.

—Mi hermano me contó que acabas de volver de Boston.

—Si, vengo de allá, iré de nuevo en unas semanas.

—¿Trabajas allá?

Me encojo de hombros—Algo así... administro una empresa, pero estoy pidiendo mi cambio para acá... ya no tengo mucho por allá.

Chasquea la lengua—Esto huele a un corazón roto.

Trato de forzar una sonrisa.

—Me descubriste.

—Cualquiera que haya sido, debe ser un idiota que se lamentara todas las noches por dejar ir a una buena señorita.

Ruedo los ojos—¿Quieres dejar de hablarme tan formal?

—Le tengo respeto.

Sonrió.

—¡Chicos! ¡Ali ya está aquí!—anuncia Andrés.

Quito la mirada de Daniel, para centrarme en mi amigo.
Daniel se levanta inmediatamente y me ofrece su mano, la tomo y me levanto.

Esperamos a Ali, le damos la sorpresa y la vemos derramar de la felicidad, es todo lo que se merece.

—No se como pudieron guardarme el secreto tanto tiempo—murmura Ali.

—Bueno, obviamente no fue fácil—repongo.

—Y no lo fue, casi me muero por contarte, y ya sabes que tengo una lengua muy afilada y que mi agilidad en el chisme me impide guardar secretos durante tanto tiempo—informa Andrés.

—Entonces agradezco que tu preciada lengua chismosa se haya mantenido quieta—interviene Damián.

Me tomo un momento para charlar con Ali sobre lo ocurrido en Boston, se encargó de hacerme sentir segura, y apoyada, Andrés hizo lo mismo. Incluso Alan, de verdad agradezco los buenos amigos que me tocaron, sin ellos no podría pasar por esto sola.

Me quedo en la piscina hasta que la luna se reflejaba en el agua, todos estaban adentro, pero yo necesitaba estar algo sola. Me levante de la orilla, hasta que sentí un fuerte zumbido cerca de mi oído, y mi pánico aumento.

Le tengo fobia a las abejas.

Comienzo a brincar como una loca asustada, de verdad les tengo un pavor enorme desde que soy muy pequeña.

Mis pies están muy cerca de la orilla, tanto así que me tambaleo, siento unas manos en mi cintura tratando de impedir mi caída a la fría agua pero es tarde, unos segundos después choco de lleno con la fría agua, mojando toda mi ropa.
Siento como algo se hunde a mi lado, y ahí, bajo del agua abro los ojos.

Encontrándome con aquel rostro conocido, lucho con fuerza por salir a la superficie.

—¿Estás bien?—pregunta una vez que estamos afuera.

Tomo el aire, llenado por completo mis pulmones.

—Si... es que le tengo...

—Miedo a las abejas—termina por mi.

Asiento lentamente.

—¡Yo también les tengo mucho miedito!, cuando era un bebé una maldita abeja me picó una nalga, me creció mucho y creo que así se me quedo—interviene Andrés.

Amo su ego, eso lo hace mejor.

Ambos volteamos a verlo y nos muestra su trasero.

—Yo lo veo normal—contesto.

—Igual de grande nena—se alaba el mismo.

Me extiende su mano y me ayuda a salir de la piscina, me da una toalla y otra para Daniel, después de asegurarse que me cubrí con ella, me jala lejos de la piscina y de Daniel.

—Ellie... mi dulce amiguita con un corazoncito frágil.

—Di lo que tengas que decir—lo corto.

—Te observe todo el día... hablaste mucho con el hermanito Harrison.

—Es agradable.

—¿Solo eso?

—Andrés, está comprometido, yo acabo de salir de una relación, no busco nada.

—Tal vez tú no, pero no puedes decirle eso a tu corazoncito necesitado de mucho amor.

—No haré nada, solo está siendo amable, y está bien.

—¿Amable? ¿O quiere quitarte los calzones?

—¡Andrés!, deja la paranoia.

—Yo se lo que digo Ellie, si te llegan a involucrar con Dan me encantaría, pues él es un amorcito, pero ten cuidado, Ari está loca.

—No me meteré en su relación—prometo.

—No prometas cosas qué tal vez no puedan pasar...

No entendía la advertencia de Andrés.



Si lo quieren leer desde la perspectiva de Ali.
(Capítulo 61 de prohibido extrañarse)

Los extra se subirán cuando yo los tenga, por favor les pido paciencia.

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