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Sunoo tembló desde que escuchó a aquel chico pronunciar "k.s.n". Su corazón se detuvo por un momento y sintió que en cualquier momento se desmayaría.

Giró ligeramente su rostro hacia aquel misterioso chico y sí, pudo ver en sus ojos que le estaba hablando a él. No dio tiempo de nada cuando se dio la vuelta, huyendo.

Kim se negaba a la idea de que aquel chico hubiese encontrado la caja y leyese sus pensamientos y sentimientos, que muy profundamente guardaba en su corazón.

Realmente se sentía un estúpido por haber plasmado aquellos dolorosos y tristes pensamientos en aquellas hojas con tinta, quedando expuesto ante los demás.

Salió de la casa y ni siquiera volvió a voltear, quería pensar que el chico se había equivocado o que ya no lo estaba siguiendo. Logró salir de aquella calle y decidió ir lo más rápido posible a su casa, donde se sentía seguro y protegido ante los ojos de los demás.

Pero sus pies se detuvieron en cuanto escuchó al chico hablar.

— ¡Si el día de mañana muero... —gritó el misterioso chico—.... quiero que le digas a "k. s.n." que él es alguien realmente amado, que es alguien digno de merecer amor y cariño; que si el día de mañana yo ya no estoy, dile que no es alguien patético por enamorarse y no ser correspondido, que él es realmente valiente por declarar su amor; y sobretodo, si el día de mañana muero, quiero que le digas que yo estoy dispuesto a dar todo por él.

Lágrimas saladas salieron de sus ojos sin pedir permiso. Sus labios temblaron y el pecho le dolió. No sabe si fue porque aquellas palabras le llegaron profundamente a su corazón o porque ahora estaba expuesto ante un chico que no conocía.

Se llevó las manos al rostro, eliminando cualquier rastro de lágrimas quedándose ahí parado, sin saber bien qué hacer.

Lo escuchó acercarse y sin querer sus manos empezaron a temblar.

— Sé que eres "k.s.n", eres el mismo chico de las fotos, yo encontré tu caja y...

Aquel chico no pudo terminar su oración porque kim se había girado, detonando enojo y vergüenza, empujándolo por los hombros, impresionando al desconocido.

— ¿¡Q-Quién te crees que eres!? —escupió con voz temblorosa— ¿¡Qué derecho crees que tienes para leer las cosas privadas de las personas!?

Sunoo realmente no estaba mirando al desconocido, los ojos llenos de lágrimas obstruían su visión y sus temblores corporales no ayudaban a bajar su pánico.

— Disculpa, yo no... ah, no era mi intención... —fue interrumpido de nuevo en cuanto Kim lo tomó del cuello de la chaqueta de mezclilla, ejerciendo presión y acercándolo a él, pero él solo pudo ver tristeza y miedo en el más bajito.

Y Kim estalló en llanto, dejó caer su cabeza sobre el pecho del desconocido, apretando con fuerza la tela de mezclilla entre sus dedos.

En vez de ser apartado, como imaginó Sunoo que sucedería, aquel chico le estaba dando el abrazo más cálido que jamás había sentido en su vida. Y Sunoo podría jurar que, por un momento, sintió que sus corazones estaban latiendo a un mismo ritmo.

Si el día de mañana muero. ‹𝟹 SungsunWhere stories live. Discover now