Odio Irresistible [+18] © 30 DE ABRIL EN FÍSICO [1]

Capítulo 35.

| ¿Tú quieres? |

Mi mejilla arde contra su piel y el sonido pausados de sus latidos acompaña el silencio que nos envuelve. Estamos callados pero no es incómodo, sino todo lo contrario. Es uno de esos momentos necesarios en los que sobran absolutamente todas las palabras, uno de esos en los que la ausencia de sonido es capaz de decir más que cualquier declaración.

Estoy cansada pero no quiero dormirme aún. No quiero que se acabe este instante; Sé que la vida a veces se trata de esto, de momentos. Lo había aprendido hace mucho tiempo. Había aprendido que existen segundos que te marcan más que años completos. A veces para bien otras para mal...y otras pocas lo hacen de forma especial, sin necesidad de más. De una forma inexplicable.

Me gusta pensar que esos instantes se quedan guardados en tu memoria para siempre...con la esperanza de que regreses una y otra vez deseando haberte quedado ahí, congelada en el tiempo...

Ojalá poder hacerlo, quedarme aquí. Sintiendo esto.

Sacudo la cabeza alejando aquella reflexión. Intento no profundizar en lo que significa realmente.

—¿Elliot? —Rompo el silencio, levantado la vista hacia él.

No sé cuánto tiempo llevaremos así, tan sumidos en nosotros. Él con su mano en mi cintura, yo con la cabeza en su pecho, tumbados en mi cama sin decir nada, sin necesidad de más.

No se sobresalta. Como si ya estuviese acostumbrado al sonido de mi voz, se gira hacía un lado quedando frente a mí.

—Dime, Kate —me responde bajito, deslizando su mano por mi piel desnuda.

Me muerdo el interior de la mejilla, sintiendo como las yemas de sus dedos cosquillean en contacto directo, bailando en mi cuerpo como si conociese cada pedazo de memoria. Respiro unos segundos buscando que decir.

—¿Tienes sueño?

—Teniéndote a mí lado en lo que menos pienso es en dormir —responde provocando que mi corazón se salte un latido—, pero tú deberías descansar. Ha sido una noche intensa —puedo percibir la arrogancia en su voz.

—Es que no me quiero dormir...—reconozco, mirando sus ojos verdes. Estos le brillan tenuemente debido a la luz nocturna que se cuela entremedias de la cortina. Con tanta intensidad que incluso resulta abrumador.

—¿Por qué? —inquiere curioso.

Tengo que apretar los labios para no soltar lo que realmente quiero decir, sin embargo, las palabras resuenan en mi cabeza con fuerza, haciéndome consciente de cosas que no quiero admitir.

« No quiero que se acabe esta noche. No quiero que sea mañana y volver a la realidad. Quiero quedarme aquí, contigo. » No tengo la valentía, no para reconocerlo en voz alta.

—No tengo sueño —miento, después de unos segundos.

En realidad mis ojos amenazan con cerrarse pero las ganas de apresar este recuerdo son más fuertes, las ganas de estirar esta noche de verano un poco más.