16.- Reencuentros

Start from the beginning
                                    

Julián: te equivocas, claro que me importa... tú me importas...

Diego miró con extrañeza al doncel, al tiempo de decir: ¿yo te importo?

Sintiendo que un rubor cubría sus mejillas, Julián aclaró: sí, claro... tú me importas, igual que Mauro y también Carlos... aunque no lo crean, yo no soy su enemigo, ni quiero robarles nada... yo solo quiero que la última voluntad de don Serafín se cumpla...

Decepcionado por la respuesta, el pelicafé contestó: ahh, te importo igual que mis hermanos, claro... bueno, ya se me está haciendo tarde... quizás venga a comer, si no, nos vemos en la noche...

Julián: qué te vaya bien... buena suerte...

Después que Diego salió de la casa, Julián suspiró hondamente al tiempo de morderse los labios, señal de que tenía tantas cosas que deseaba decir, pero no se atrevía por temor a las consecuencias.

Después que Diego salió de la casa, Julián suspiró hondamente al tiempo de morderse los labios, señal de que tenía tantas cosas que deseaba decir, pero no se atrevía por temor a las consecuencias

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

**********

En la habitación de Carlos, los rayos del sol que se colaban por la ventana llegaron al tierno rostro de Martín, quien después de una noche que jamás olvidaría, abrió sus ojos.

El doncel intentó moverse, pero el dolor en todo su cuerpo, principalmente en su parte inferior, provocó que emitiera un leve quejido que fue escuchado por Carlos, quien terminaba de abrocharse el cinturón de su pantalón de mezclilla.

El semental se acercó al ojicafé diciéndole: hasta que despiertas... no pensé que fueras tan dormilón...

Martín se percató que continuaba desnudo, por lo que se cubrió totalmente con la sábana sin responder nada.

Carlos añadió: pero no te preocupes, entiendo que nuestra noche de bodas te dejó exhausto... descansa todo el día, no salgas de la cama si no quieres, le diré a Tomasa que te suba los alimentos... yo tengo que salir, pero regreso en un rato, me esperas aquí ¿entendido?

El castaño únicamente asintió mientras que Carlos acercó su rostro para besarlo en los labios.

Martín giró su cabeza para evitar el beso, por lo que sonriendo cínicamente, el barbado besó la mejilla del doncel.

Carlos: nos vemos más tarde, bonito... y también le diré a Tomasa que te suba unas pastillas para el dolor, sé que las vas a necesitar...

El semental se acicaló el cabello para luego salir de la habitación... en cuanto la puerta se cerró, Martín se cubrió totalmente con la sábana y haciéndose un ovillo comenzó a llorar amargamente.

Los SementalesWhere stories live. Discover now