VII; El Club Edén.

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Volviste a adelantar a ambos, entrando en la habitación que tocaba. Ignorando por completo la cantidad de androides que había encerrados en cápsulas, y el par que bailaban en los tubos.

— Lo que me faltaba... — Soltaste nada más entrar a la habitación. Puto Gavin Reed.

— La subteniente y el teniente Anderson, y su mascota de plástico... — Tus ganas de pegarle un puñetazo aumentaban a medida que lo oías soltar palabras cada día que pasaba. — ¿Qué coño hacéis aquí?

— Nos asignan todos los casos en los que hay androides.

— Ah, ¿sí? - Preguntó con burla. — Pues perdéis el tiempo. Es solo un pervertido que... mordió más de lo que podía masticar. — Rió.

— Por Dios, Reed. Eres asqueroso. — Te quejaste.

— ¿Quieres saber que soy capaz de morder, preciosa?

Te acercaste a él sin pensarlo, pero Connor detuvo tu paso. Y suerte de que lo hizo, te habrías sobrepasado demasiado con ese idiota.

— Vamos a echar un vistazo, si no te importa. — Le reclamó Hank, con una voz más superior que de costumbre.

— Venga, vamos... Aquí... está empezado a apestar a alcohol. — Se dirigió a tu tío.

Jurabas que esa actitud te volvía loca de una horrible manera, no entendías cómo podía haberte llegado a gustar en algún momento. La crisis de los veintiuno, supones. O querías suponer.

Se marchó de ahí dándole un golpe a Connor en el hombro, el cual lo desestabilizó un poco. Tú lo miraste con desprecio mientras lo veías marcharse, y él, al notar tu mirada en su espalda, se giró. Sonrió levemente y lanzándote un beso.

Puto Gavin Reed.

— Buenas noches, teniente. — Se despidió Chris. Sentías tanta pena de que él fuera su compañero. — Subteniente. — Asentiste con la cabeza, en forma de despedida, mientras sonreías de lado, levemente.

Nada más ambos salieron de la habitación, te pusiste a investigar el cuerpo. Notaste marcas de estrangulamiento, pero aquello no demostraba una plena certeza viniendo de un pervertido que jugueteaba de mala manera con androides.

Connor llegó justo después a analizar el cuerpo junto a tí, solo que él podría hasta reconstruir la escena con solo mirar al hombre.

Mientras veías como el androide analizaba todo, te fijaste en la habitación y lo llamativa que era. ¿Una cama redonda con sábanas rojas? Cualquiera diría.

— No murió de un ataque al corazón, lo estrangularon. — Informó.

— Sí, he visto la marca en el cuello. — Corroboraste.

— Pero eso tampoco prueba nada. Igual le iba la marcha...

— ¿Hablas de la asfixia sexual? — Preguntaste. Hank asintió, un tanto sorprendido de que le hicieras aquella pregunta. — Aunque tiene todas las papeletas de que este tío fuera de aquel calibre... Parece que murió de eso. — Él solo asintió.

— Nos estamos perdiendo algo... — Y, de nuevo, Connor tenía intenciones de meterse pruebas en la boca. Se acercó el thirium de la androide dañada a la boca.

— ¿Qué? ¡Eh, eh, eh! Agh, Connor, eres de lo más asqueroso. — Se quejó. A tí, sin embargo, pareció no molestarte tanto que lo hiciera. — Voy a volver a vomitar.

Connor ignoró las quejas de Hank y se puso a analizar a la androide dañada.

— El único modo de acceder a su memoria es reactivándola.

Inestabilidad ⨾ ConnorWhere stories live. Discover now