Capítulo 7

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Aquel día quedo con verme con los chicos más temprano de lo habitual, en lugar de las doce, a las diez de la mañana. El chico chicle entra tarde a la Universidad ese día así que prácticamente nos despertamos al mismo tiempo. Bueno, él media hora antes y me despierta con el escándalo de la cocina. Ya no hay respeto de veras.

— Ya desperté del sueñuuum. —Digo  abriendo mis ojitos y estirándome mientras bostezo.

— Buenos días. — Contesta el chico  chicle detrás de la barra haciendo seguramente el desayuno.

— ¿Qué hora es? — Pregunto.

— Las ocho con trece minutos. — Contesta todavía distante.

¡Min Yoongi se despertó temprano! ¡Pidan un deseo, corran todos, el mundo va a explotar, es un milagro de año nuevo  2018!

— Gracias. — Termino de estirarme y suelto un suspiro de satisfacción antes de  levantarme del sofá tranquilamente y bostezar. Me rasco la panza aún con cara de adormilado y admiro al zapato frente a mí. Luce realmente interesante y atractivo hoy día.

No tanto como yo pero me es imposible apartar la mirada de él. Se está volviendo negro... A la madre, no. ¡Me estoy quedando dormido! Me cacheteo con fuerza soltando un gruñido y me levanto  antes de dirigirme a la barra frente al chico chicle y sentarme en el banquito.

Él me observa un  pequeño segundo pero desvía rápido la mirada y lo veo haciendo unos ricos huevos con jamón. Merece el cielo por tenerme bien alimentado todos los días. Nada más no me lo quiten básicas que él es mío. Cuidadito muchachos, cuídadito que los estoy vigilando.

— ¿A qué hora  te vas? — Pregunto para romper el hielo.

— A las nueve. — Me contestando moviendo un poco el tierno huevo con la pala. — ¿Tú a qué hora te vas?

— A la misma hora. — Contesto  con una sonrisa pero él no parece destensarse.

— ¿Quieres que nos vayamos juntos?

Él me da una mirada que me recuerda lo estúpida que es mi pregunta ya que no vamos en las mismas direcciones. Suelto una risa y paso mi mano por mi cabello para revolverlo un poco y seguir bostezando. Chico chicle infla y revienta aquel chicle rosa que lleva a la boca y no me había  percatado que lo masticaba. Se vería más bonito mi polla reventando su culo pero no quiere.

— ¿No te da un poco de asco comer chicle antes de desayunar? — Pregunto alzando una ceja.

— Ya desayuné. — Me contesta con una sonrisa más bien falsa antes de tronar el chicle frente a mí y succionarlo como un profesional después. Anuma, esa no me la esperaba. — Esto es  para ti.

— Oh. — Qué incómodo, no mamen. — Gracias. Creí que tú ya habías, bueno... eso...

Él apaga la estufa y saca un plato en el que me sirve antes de dejármelo enfrente con todo y cubiertos. Lo repito, que agradable sujeto. Da una rápida limpiada con el trapo sin quitarme la  vista de encima y rodea la barra para alejarse de mí. ¿Por qué me siento mal? No sé, como  cuando me peleaba bien feo con mi madre y ella después me hacía una rica comida. Ese  sentimiento pero como veinte veces peor.

— Jimin. — Lo llamo levantándome, él se detiene  cuando su mano toma el pomo de la puerta de su cuarto pero no se da la vuelta. — Lo siento.

Su cuerpo se pone un poco rígido y yo no tengo otro remedio que suspirar y acercarme a él. Él finalmente se voltea de brazos cruzados frente a mí sin dejar de masticar. Me siento amenazado, tengo la impresión de que ese chicle son mis bolas. Qué elegante.

CANDY ROCK ROOMMATE - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora