Compañía

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Siento una vez más la mano de Jaemin acariciar mis cabellos, siendo de todo menos de ayuda para mantenerme despierta.

—¿Por qué tan cansada? —Pregunta el de ahora cabellos ligeramente azulados.

—Me quedé hasta tarde haciendo la maldita entrega. —Susurro con molestia.

—Sí, pero era un avance. Yo no escribí mucho. —El chico se cruza de brazos, sacando una manzana como desayuno.

Espera...

—¿Avance? —Levanto mi cabeza quitando algunos cabellos de mis ojos del intento de flequillo que había hecho hace unos días. —¿No era la entrega definitiva?

Nana da una sonora mordida a su manzana, negando un par de veces con tranquilidad.

—No, de hecho. . . —Se acomoda sobre la mesa, para estar más cerna mío y a mi misma altura. —La entrega es en tres semanas.

Una amplia y burlona sonrisa se forma en esa perfecta hilera de dientes, confundiendo mis sentimientos de querer matarlo por burlarse o suspirar por lo bonito que era.

—Joder y yo sin dormir por hacer el estúpido paper. —Dejo caer mi cabeza nuevamente entre mis brazos, fingiendo sonidos de llanto.

Jaemin suelta una risita, volviendo a acariciar mis cabellos, sin dejar de comer.

—Mírale el lado bueno, ahora puedes ir corrigiendo, y no tendrás que armarlo completo desde cero. —Finaliza para ir a botar el corazón de la manzana.

Bueno, tenía razón. Ahora podría aprovechar las correcciones de Cid y tener una mejor calificación. Sin embargo, quejarme por mi falta de sueño es más fuerte, yo quería dormir.

Como siempre había dejado todo a última hora y esta mala organización me había pasado la cuenta varias veces, teniendo que quedarme noches enteras para hacer mis trabajos. Y justo ahora, me daba la cachetada en la cara para hacerme entender que debía tener todo más ordenado y anotar mis fechas para que no me siguiera pasando.

—Pero tengo sueño. —Lloriqueo una vez que Na se vuelve a sentar a mi lado.

—Ya, pero tu yo del futuro tendrá libre. -Saca su libreta y algunas hojas, de lo que supongo que es su paper, justo cuando el profesor entra. —No seas tan cabezota y vele lo bonito.

Frunzo el ceño y lo miro con desprecio fingido, sacando mis cosas al igual que él.

Jeno solía decir eso y no me gustaba a veces que lo hiciera. Su positivismo me ahogaba al yo ser una persona pesimista gran parte del tiempo (al menos con lo que respecta a mis problemas).

—Cállate, que empiezas a sonar como Jeno y su positivismo ante la vida. —Sentencio de mal humor.

Odio no poder dormir.

Odio esta materia.

Odio al Jeno positivo.

Odio a Jaemin y su sonrisa de príncipe.

Odio a Cid y que me está rayando todo.

Espero al lado de la mesa del docente que lea mis párrafos cargados de desesperación, notando como marcaba, subrayaba, tachaba y agregaba más cosas a mi trabajo.

Mis manos juegan detrás de mi espalda con algo de ansiedad, mientras mis pies me balancean de adelante hacia atrás. Sabía que no estaba perfecto, pero tampoco malo. Lo había hecho en cuatro horas, con mucho café y lágrimas, así que mucho no podía esperar.

Nos vemos después; (Lee Jeno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora