Luego de qué se marchase, apreté mis labios con brusquedad al borde de enterrar más mis dientes. Ni siquiera podía clasificar ese mensaje como el más polémico del día, pero el fuego no provenía del desierto, lo manifestaba de una forma transparente. La Torre Eiffel era cómplice de cada reflejo mío y desde allí arriba, casi en su misma altura su apreciación era impagable. En estas circunstancias, mirarla mejoraba mi estado de ánimo y olvidar lo anterior era necesario para no caer en la "locura". Fue así qué, en mi cama se formó un gran pozo hondo; no sé porque el cansancio acudía a mí con rapidez y cada vez los bostezos se alargaban con frecuencia. Nunca supe que el techo era una fórmula para quedarte dormido hasta intentarlo, salvo qué descubriera con intriga huellas imaginarias en el pasillo. <<Ahora ¿quién quisiera arruinar mi descanso?>> 

Me levanté con prisa para localizar aquellos pasos molestos y me encontré con una cabellera dorada asomándose. Al saberlo, bufé; con este humor no conseguía estar concentrada para otros asuntos. Michael lo entendió a la perfección y desde su círculo sólo añadió: 

一Hermanita, la abuela Sarina quiere que le cuentes sobre tu entrevista. 

Había olvidado esa promesa. 

一Dile que ya voy一respondí desganada. 

Mi hermano se fue enseguida y me extraño de su parte. Luego, me levanté con energía antes de que fuera con mi abuela. Divise mi habitación como si por última vez no la viera y juntaba tantos regalos apreciados qué lo cierto confundía. Hice una diminuta mueca de orgullo y salí al exterior buscando de qué conversar con Sarina sobre la entrevista. Tuve suerte al ser interrogada por una periodista sumamente precavida sin saltar sobre mis pecados; si bien no eran tantos, involucrarme en el tema no podía ser una buena idea. La mujer presentó un alto nivel de profesionalismo al crear cada pregunta y sabía cómo manejarlas hacía una adolescente; me encanto oirla, porque además pude entablar confianza entre medio del barullo. 
Mi abuela Sarina al relatarle todos estos detalles secretos, asentía mientras le daba un infinito sorbo a su té. El vapor de la taza huía con desplazamiento hacía la ventana y se mezclaba con aquel clima pesado del ambiente. Adentrándome en eso, pensé lucir algo cómodo qué no sea caluroso; en este día especial necesitaba mostrar mi triunfo y no me iban a dejar ganar, mentalice frente a la puerta. Estrella salió a la luz enterrando sus dedos entre sus escasos rulos y sin dudarlo, me lancé sobre ella derribando por completo el buen equilibrio que sustentaba.  Los abrazos de mi mejor amiga eran suficientes como para frecuentar los días más difíciles. 

一 ¡Bonjour blond! 一exclamé al separarnos. 

Estrella río y se aferró a mis manos en una profunda reflexión; sabía qué su alma era pura; todos lo sabíamos. 

一 Estoy orgullosa de todos tus logros, has llegado a la cima en muy poco tiempo. 

Analizó una vez más y acarició unos de mis nudillos con esa demostración de cariño qué siempre regalaba. El tacto era especial, excepto cuando mi vista comenzó a nublarse; las razones no las hallé en ningún instante, pero en un punto había tocado a una herida ya cicatrizada. A mi yo de cinco años le hubiese gustado saber cuál es el verdadero trato hacía un humano y aprender de ellos. 

一Lo sé, cielo一sonreí. 

Estrella no se atrevía a dar el paso por qué se encerraba en su enorme rodeo. 

一Justamente como viniste, te quería hablar sobre el asunto que te debía. 

Por esa cuestión, se me acabaron las energías de continuar con ilusiones falsas. La confesión se me tornó amarga y adivinarlo sería mucho peor; al tan solo pensarlo, ardía como fuego en llamas. Fue así que, ella misma lo intuyo debido a el frunce de ceño realizado sin estar con una imagen mía repetitiva. Además, me aparté de su roce en un acto brusco. 

Detrás de cámaras (PGP2023)Where stories live. Discover now