IV: primer dia de clases

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Son las 6 de la mañana, y es el primer día en el nuevo instituto para Harry. Sus demás compañeros habían empezado hace una semana pero debido al traslado ha tenido que incorporarse un poco más tarde.

Anne se dirige al cuarto de su hijo para despertarlo, la noche anterior no lo sintió llegar a casa porque en cuanto se fue ella decidió tomar una siesta, y pasó de largo hasta esta mañana.

El rizado tiene un aspecto angelical, los rizos rebeldes y despeinados que apuntan en todas las direcciones, su pijama que le queda un poco ajustado a su cuerpo no tan fuerte, pero si en buena forma, y su cara de ángel, por supuesto.

—Cariño, despierta— dice Anne a su hijo, poniendo su mano encima del hombro del ya mencionado.

Harry solo se revuelve un poco en su cama y suelta una especie de quejido.

—Vamos Harry, es tu primer día.

El rizado repite la acción, lo que hace que su madre suelte una risita.

—Si no te despiertas tendré que echarte agua fría por encima Harold– dice fingiendo enfado.

A mala gana, Harry se incorpora en du lugar, sentándose en el borde de la cama. Anne abraza a su hijo y le susurra buenos días en el oído, el rizado, después de frotar sus ojos con sus puños le corresponde el abrazo a su madre.

—¿Quieres que prepare tortitas mientras te preparas?— dice Anne, mirando a su hijo que ya se levanta para dirigirse al baño. Harry solo se da la vuelta y asiente, terminando su recorrido y cerrando la puerta del baño detrás de el.

Una vez el rizado se vistió y desayunó, coge su mochila, sus llaves y su móvil y se dirige a la parada de autobús

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Una vez el rizado se vistió y desayunó, coge su mochila, sus llaves y su móvil y se dirige a la parada de autobús.

Ha escogido su ropa favorita para ponérsela ese día, quiere causar buena impresión, ya que en el anterior colegio no fue así, y solo reza para que nadie sepa de él, solo quiere pasar desapercibido, y si no es así, por lo menos que tengan una buena idea de él. Lleva puestos unos skinny jeans azules, una camiseta básica blanca y una camisa vaquera por encima abierta, combinada con sus deportivas blancas de Adidas.

Después de un rato el autobús por fin llega, pero cuando sube a este se encuentra con esos ojos que poseen los tonos más bonitos de azul, que brillan como si hubieran robado todas las estrellas y las hubieran puesto ahí, así que no puede evitar que una sonrisa se le escape, y se dirige hacia el para sentarse a su lado.

—Buenos días Lou— dice el rizado sonriendo ampliamente.

–Buenos días Harry– le corresponde el castaño.

Así pasan la mitad del trayecto, conversando, hablando sobre las asignaturas que más les gustan, etc.

Hasta que de repente en mitad del trayecto sienten que alguien se acerca a ellos.

El primero en levantar la vista es el rizado, quien frunce el ceño al ver que se trata de un pelirrojo, de un aparente metro setenta, ojiazul, lo único, es que sus ojos, en vez de tener luz y brillar, como los de Louis, están llenos de odio y maldad.

—Hola Styles, encantado, soy James— dice el pelirrojo con una sonrisa fingida, extendiendo su mano al rizado, el cual solo lo mira mal y sigue conversando con Lou como si nada.

Si hubiera sido el mismo de hace un año, capaz le hubiera reventado el tabique nasal, pero ahora no puede, ha hecho una promesa, y eso no se rompe. Nunca.

El pelirrojo solamente bufa y vuelve a su asiento de mala gana.

La primeras horas pasaron bastante rápido, y ya es la hora de la comida, Louis y Harry fueron todo el camino hasta la cafetería hablando, ahí cogen una bandeja cada uno, Harry pide una ensalada, un zumo de caja y una manzana; Louis pide carne con ...

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La primeras horas pasaron bastante rápido, y ya es la hora de la comida, Louis y Harry fueron todo el camino hasta la cafetería hablando, ahí cogen una bandeja cada uno, Harry pide una ensalada, un zumo de caja y una manzana; Louis pide carne con un poco de ensalada al lado, agua y un flan.

Se quedan un rato buscando alguna mesa libre para sentarse, hasta que por fin, encuentran una, al lado de la ventana.

Allí pasan la hora de la comida charlando de cosas sin sentido, riendo, y probando la comida del otro con la excusa de que querían saber que sabe mejor.

Entre las risas, louis derrama un poco de agua sobre el, lo que lo hace levantarse y secarse.

El rizado comienza a reír mientras el castaño le dice que no es gracioso y que le ayude, hasta que al final acepta.

El ojiverde busca algo de papel y comienza a secar el torso del castaño, lo que hace que se sonroje un poco por la manera tan cuidadosa en que lo hace, como si se fuera a romper en cualquier momento.

Cuando por fin el castaño está seco se vuelven a sentar para seguir con su comida.

El ojiazul en vez de comer, cruza sus brazos en frente de su pecho y hace un puchero.

—¿Que sucede?— dice el rizado soltando una risilla.

—Te reíste de mi— dice el castaño enfurruñado.

El rizado se acerca a él envolviendo sus brazos al rededor suyo.

—No me reía de ti, me reía de lo bonito que te ves cuando te agobias— dice el ojiverde riendo otra vez.

El ojiazul solo le corresponde el abrazo, y suspira alviado.

En la vida de Louis siempre ha habido mucha gente que no entiende como se siente, o que piensa que es "infantil", porque muchas veces siente las emociones más fuertes que las demás personas, o porque le cuesta centrarse en las clases y no entiende nada, o porque es dos años mayor que el resto, y aun así le cuesta hacer una simple multiplicación de cabeza.

Todo esto es debido a su trastorno, Louis sufre de dislexia, la cual le fue diagnosticada hace tres años, después de que su madre notara sus comportamientos, propios de este trastorno. Hay mucha gente que se ríe de él por esto, pero a él no le importa, porque realmente no lo comprende muy bien, no comprende porque es algo malo, porque le hacen burla con eso.

Pero con Harry es distinto, con el se siente libre, feliz, no se siente tonto, o diferente, con Harry hasta el más largo silencio es cómodo.


All the love, vuestra autora

-Vic xx<33

Eyes [senses #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora